8 de octubre de 2013

Capítulo veintiuno.



La película empezó. Peter no la había visto, pero estaba más interesado en mirar a Lali que en otra cosa. Era fascinante ver cómo se sorprendía, se asustaba, y eso que, según ella, ya la había visto un montón de veces. Pero cuando Drácula intenta morder a Keanu Reeves, a quien, en opinión de Lali y sus hermanas, habría que considerar patrimonio de la humanidad, ella se abrazó a él y Peter se quedó petrificado.

—¿Qué te pasa?

—Odio esta escena. Me pone los pelos de punta. —Lali tenía la cabeza pegada a su pecho.

—Pero si ya la has visto, ya sabes lo que va a pasar. —Peter estaba perplejo, y empezaba a costarle respirar; por no hablar del problema que empezaba a tener entre las piernas.

—Ya sé que no tiene lógica, pero no puedo evitarlo. Cuando acabe, me avisas. —Ella seguía sin moverse y su cerebro no paraba de repetirle que le encantaba el olor de Peter.

—Ya está, ya ha salido de la habitación, ya puedes darte la vuelta.

Él no hizo ningún esfuerzo para que ella se soltara.
Lali se volvió, pero no recuperó su posición inicial, sino que se quedó a su lado, apoyó la cabeza en el pecho de Peter y puso la mano encima de su cadera. La excusa de los sustos de la película era perfecta, pero además a él parecía no importarle; incluso se movió para que ella pudiera acercarse más y le rodeó la espalda con un brazo. A medida que la historia de Drácula avanzaba, Peter y Lali estaban cada vez más abrazados, él le acariciaba el brazo cuando ella se asustaba y ella le recorría suavemente con las manos los abdominales o el muslo. Ninguno de los dos decía nada. Cuando llegó la escena final, Lali empezó a llorar. Fue a enjugarse las lágrimas con la manga de la camiseta, pero notó cómo Peter se incorporaba y le cogía la cara entre las manos. Seguro que se reía de ella. Pero no, sin decir nada, recogió con el pulgar una de sus lágrimas, la miró directamente a los ojos, sonrió y susurró:

—No llores. Sólo es una película. —Seguía acariciándole las mejillas.

—Es tan triste. —Lali continuaba llorando—. Se quieren tanto. Todas las historias de amor que me gustan acaban mal.

—¿Todas? —Ahora él le acariciaba el pelo, parecía totalmente concentrado en desenredárselo.

—Todas. —Dejó de llorar y sintió cómo a cada pequeña caricia de Peter  se le aceleraba el pulso. Si no la soltaba, iba a tener un problema—. Ya estoy bien.

—Yo no.

La miró a los ojos. Le temblaban las manos; bajó suavemente la cabeza y la besó. Eran unos besos suaves, ligeros, como de mariposas. Le besó las mejillas, los párpados, los labios, la nariz. Lali estaba perpleja, las veces anteriores en que Peter la había besado era como si no pudiera evitarlo, pero en esa ocasión era como si quisiera hacerlo, como si ella fuera lo único que le importara. Peter le cogió las manos y empezó a besarle las puntas de los dedos.

—Peter, ¿qué haces? —A Lali empezaba a costarle respirar.

—Besarte. Pero no debo de estar haciéndolo muy bien si tienes que preguntármelo. —Él sonrió, pero siguió con el camino de besos que estaba dibujando ya en su muñeca.

—No, lo haces muy bien. Estoy segura de que te lo habrán dicho muchas veces. Demasiadas. Lo que quiero saber es por qué. —Lali cerró los ojos, Peter le estaba besando el cuello y le acariciaba la espalda.

Nunca nadie como tú. Lali  ¿me escuchas? Nunca ha habido nadie como tú. Me estás volviendo loco, no puedo concentrarme en el trabajo, ando como trastornado todo el día, pensando en lo que debes de estar haciendo, y por las noches no puedo dormir. Estas últimas semanas me he dado cuenta de una cosa. —Se separó un poquito de ella, aunque sin soltarle las manos, quería seguir tocándola—. No sé cómo decirte adiós.
A Lali le temblaba el labio inferior y volvía a estar al borde de las lágrimas.

—Pero tampoco sé cómo pedirte que te quedes.
Entonces la soltó para pasarse las manos por el pelo nerviosamente.

—¿Quieres que me quede? —Lali le acarició la rodilla.
Peter se levantó y empezó a pasear por delante del televisor, que ahora tenía la pantalla azul.

—Sí, creo que sí. Pero me da miedo. No se me da muy bien lo de necesitar a los demás. Nunca me he en... —antes de decir «enamorado», rectificó—, sentido tan bien con nadie, pero no sé si puedo. No sé si tengo determinados sentimientos o, mejor dicho, no sé si quiero tenerlos.

—Tranquilo. —Lali se puso también de pie y le acarició la espalda.

—No quiero hacerte daño. No me lo perdonaría y... —Levantó el labio en una media sonrisa—. Seguramente Pablo me mataría.

—No te preocupes, sé cuidarme sola. Los problemas que tengamos, si es que llegamos a tenerlos, los solucionaremos en su momento. Sólo quiero saber una cosa, ¿estás seguro? —Lali se paró delante de él, mirándolo directamente a los ojos.

—Sí —respondió él sin dudar ni un segundo—. ¿Y tú?, ¿quieres quedarte?

—Sí.
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Capítulo cortito pero intenso. 
Próximo capítulo rock laliter.

16 comentarios:

  1. Mas, me encantaaaaaa segui la nove por favorrrr

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  2. Nunca nadie como tu.
    Al fin se decidió x lo menos a decirle k no quiere k se vaya.

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  3. Ayyyy volviste no había visto que habías subido que felicidad :3
    Me encanta la nove hahah se viene rock quiero massss:)

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  4. ayyyy con ese nadie como tu mori de amor =)

    me alegro que hayas vuelto y obvio que te entemos los estudios lo primero de TODO

    espero mas noveee y que todo te vaya genial besos

    @Inma_06

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  5. OH X DIOSS AMO TU NOVELA TE RECOMIENDO DESDE HACE MUCHO jajajaja laa amo postaa
    Soy Cielo del blog: http://casijuegosca.blogspot.com.ar/ ahora tengo otro blog http://amorencopos.blogspot.com.ar/ donde subire una novela laliter adaptada te pasas?

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  6. mas mas mas mas . !!!

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  7. Y la nove? Me encanta!! Seguí subiendo porfa!

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  8. Subi porfa nos decis rock laliter y no subis he eso no se ase no mentira quiero mmass mmaasss

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