27 de marzo de 2013

Capítulo tres.












¿Dónde estabas? Euge dijo que estabas ayudando tras el bar —preguntó Rochi, lucía confusa, como si pensara que quizás Euge estaba borracha o algo así.

Sí, lo estaba, estaban cortos de personal —confirmé asintiendo—. Y ahora tengo planes con un extremadamente apuesto barman en una hora. —Añadí, subiendo mis cejas.

Rochi y Caridad rieron. —Eres una atrevida —me provocó Rochi jugando.

Lo sé —dije bromeando. Aunque no era cierto, ambas lo sabíamos. Sólo había salido con dos chicos antes y ambos habían sido novios en serio. Bueno en un tiempo fue en serio de todos modos, porque luego no resultó. Rompí con mi novio de seis meses, Pablo, al comienzo del verano y desde entonces nunca tuve una cita porque no estaba interesada en nadie.
Mientras, bailábamos y les contaba cada detalle sobre Peter, el beso, el coqueteo. Después de un rato mi teléfono sonó en mi bolsito. Contesté nerviosa, sabiendo que debía de ser él porque era un número desconocido.

Hey, Lali, ya terminé. ¿Aún quieres salir a comer algo? —preguntó.

Sí, está bien —asentí, tragando mi excitación nerviosa.

Nos encontramos en la entrada entonces. 

Bueno. —Me volví hacia mis amigas. Euge estaba prácticamente brincando de alegría, estaba pensando, probablemente, en todos los chismes de los que se enteraría al día siguiente. —Bueno chicas, si salgo asesinada, entonces díganle a mis padres que los amo y ustedes pueden pelearse mi iPod —bromeé.

Euge me abrazó. —Asegúrate de hacerle saber que nosotras sabemos que estás con él, así no intentará nada. Dile que sabemos que él es la última persona con quien estuviste y se lo diremos a los policías si te asesina. Prométeme que se lo dirás —dijo ella, mirándome seria. ¡Oh! Quizás esta no era una idea tan brillante después de todo.

Mmm, Euge no digas esas cosas que me asustas. 

Quizá debiera llamarlo y decirle que cambié de idea o algo…
Ella balbuceó bebida. —Solo vete. Dijiste que era ardiente. Todo lo que vi fue su trasero y era apetitoso —me ordenó, con un suave empujón en dirección a la puerta—. Llama o escríbeme un mensaje cuando llegues a casa para saber que llegaste bien. ¡Y dile a él lo que te dije! —me ordenó, sonando un poco como mamá aún cuando estaba ebria.

Lo haré, y vosotras manteneos a salvo también. —Les lancé a todas besos al aire mientras caminaba hacia la salida.

Él estaba de pie ahí apoyándose contra el muro casualmente; se veía tan apuesto que hizo que mi corazón se acelerara. —Oye, ¿tienes una chaqueta? —preguntó indicando hacia la recepción.

Negué con la cabeza como respuesta—. Vinimos en un taxi hasta aquí, así es que ni siquiera pensé en una chaqueta más temprano. —Quizá debiera haberlo hecho, era casi media noche ahora y hacía viento afuera—.

Toma puedes usar mi suéter —me ofreció, poniendo un chaleco con gorro azul en mis manos.

Pero entonces tú tendrás frió —protesté, sacudiendo la cabeza y devolviéndoselo a él. Lo sacó de mis manos y giró sus ojos quitándole importancia. De pronto lo empujó sobre mi cabeza. Olía sorprendente, justo como él. Sonreí y metí mis brazos por las mangas. Él se rió.

Es un poco grande, quizá crezcas en él —bromeó. Yo puse las mangas hacia arriba y él indicó hacia la puerta señalando que nos fuéramos. Tomé su mano, deteniéndolo.

Espera, mis amigas me hicieron prometerles que te diría algo balbuceé, levemente avergonzada. Me miró con curiosidad, esperando que hablara. —Ellas saben que estoy contigo y que si me asesinas le dirán a la policía que fuiste el último en verme con vida —solté apurada, sonrojándome por lo estúpido que sonaba. Maldición Euge, acabo de quedar como una idiota.

Explotó en risas y me empujó hacia la puerta nuevamente. —Haré mi mejor esfuerzo para no matarte entonces. No me gustaría tener problemas con la policía —replicó con una mueca de horror. Sonreí tontamente, mordiendo mi mejilla.
Me condujo hasta un Jeep plateado; no tenía idea sobre autos así es que no sabía de qué tipo era. Apretó sus llaves, abriendo el auto. Tan pronto como el mecanismo de la puerta sonó, la abrió para mí. Miré y me reí. Había basura por todos lados, todo el piso y por todos los asientos. Periódicos, envolturas de dulces, latas de soda vacías tiradas alrededor sin cuidado.

O mierda, eee, debí haber limpiado el auto y luego llamarte. —murmuró, luciendo como un cordero mientras juntaba todos los restos y los tiraba al asiento trasero.

Gracias —sonreí con autosuficiencia mientras subía. Lo observé caminar alrededor del auto, notando los músculos de sus brazos y cómo el viento soplaba a través de su camiseta contra su pecho demostrando lo plano que era. Apuesto que se vería increíble sin camisa.

Se subió interrumpiendo mi mirada coqueta. —Entonces ¿qué quieres para comer? —preguntó encendiendo el auto.

No me importa. Lo que tú quieras. Como de todo —murmuré, despreocupada.

¿Pizza? —sugirió. Subí un hombro y asentí. Estaba deseando eso secretamente.
Sonrió y condujo por el camino, estacionando delante de una pequeña pizzería en que servían toda la noche, no muy lejos. Me bajé del automóvil y caminé a su lado. Mientras él pasaba, un grupo de chicos estaban sentados ahí, riendo muy fuerte y aparentando rudeza y él me empujó, de alguna manera más cerca de él.
Demonios, es tan dulce.

¿Alguna preferencia? —preguntó mientras mirábamos el menú sobre el mostrador.

Cualquier cosa sin anchoas, soy alérgica.

¿Pepperoni? —sugirió, frotando mi espalda suavemente, haciéndome temblar. Asentí mordiendo mi labio, tratando de no demostrarle que su toque casual me afectaba.

Pidió la comida y trajo dos latas de Coca-Cola. Había una pequeña mesa de plástico y sillas a un lado, así es que nos sentamos para esperar. Miré hacia él y pude ver sus ojos como corresponde por primera vez. Eran hermosos. Un color gris luminoso con un tinte de azul, eran cautivadores y no pude alejar mi mirada. Todo mi cuerpo comenzó a vibrar. No podía quedarme quieta. Él sonrió muy seguro de sí mismo y miró hacia abajo, a su bebida, liberándome de su intensa mirada y sus hermosos ojos. Solté un suspiro de alivio.

Así que, ¿has trabajado antes en un bar?, parecías saber lo que estabas haciendo —preguntó, apoyándose en la mesa.

Mi tío tiene un bar, he estado detrás del mostrador algunas veces, pero nunca había servido realmente hasta esta noche. —Levanté un hombro restándole importancia.

Eres una barman decente, a los clientes les gustaste. O, por cierto tomé tus propinas. —Metió la mano en su bolsillo, sacando un puñado de monedas y ofreciéndomelo.

No la quiero, quédatela, es tu trabajo no el mío —me reusé, sacudiendo mi cabeza.

Lali, te lo ganaste, tú te quedas con tu propina. Hiciste como $52 en menos de una hora, imagínate cuánto ganarías trabajando toda la noche. —Levantó sus cejas, luciendo impresionado.

Sí, quizá deberías encontrarme un trabajo ahí entonces —hice una broma

Puedo hablar por ti si vas con esto en serio —se ofreció, poniendo su cabeza hacia un lado para que su pelo se corriera de sus ojos.

Me reí sacudí mi cabeza. —No creo que pudiera soportar eso todo los fines de semana. Debe volverse aburrido ¿o me equivoco? —pregunté curiosa. Fue divertido esta noche pero hacer eso todo el tiempo se volvería un poco tedioso, mirar a todos alrededor tuyo emborracharse mientras estás trabajando se vuelve molesto después de un tiempo.

Sí, tener chicas tirándose hacia ti todo el tiempo definitivamente se vuelve irritante después de unos días —dijo riéndose. Oh si, lo capto, es un jugador y usa el bar para conocer chicas. Bueno Lali, justo te has convertido en su revolcón rápido de la noche.

Sí, puedo imaginar cómo será —murmuré sarcásticamente. Estaba enojada conmigo misma por siquiera haber pensado algo distinto. ¿Qué diablos vería un chico como él en mí de todos modos? ¿Por qué demonios acepté esto? Cree que soy una de esas chicas que busca un revolcón de una noche. Genial, simplemente genial.

Sí, sólo pasaste una hora con todos los chicos babeando por ti, imagina eso cada fin de semana por el último año —declaró, levantando su nariz. Un momento, ¿hablaba en serio cuando dijo que se volvía irritante? ¡Mierda! Ahora estoy confusa.

Por suerte la pizza llegó en ese momento, eso interrumpió nuestra conversación. —Estamos cerrando chicos —dijo el hombre, dejando caer la caja en la mesa.

Oh, pensé que podíamos comer aquí —Peter replicó, mirándolo confundido.

Generalmente sí, pero necesito llegar a casa temprano. Hay un letrero en la puerta. —Indicó el hombre hacia el trozo de papel dentro de la puerta.

¡Oh! Bueno entonces, gracias —Peter se levantó y agarró la caja volviéndose hacia mí—. Lo siento, pensé que podíamos comer dentro. Si quieres podemos comer en mi casa, está justo a la vuelta —sugirió mientras caminaba hacia la puerta.

¿Está más limpia que tu auto? —Me reí de él.

Él se rió y negó con la cabeza tímidamente. —No realmente.

Ok, bueno supongo que tendré que soportarlo para comerme la pizza —hice rodar mis ojos juguetonamente. Él rió y abrió la puerta de acompañante para mí, esperando que estuviera arreglada dentro antes de poner la caja en mi falda.

_________________________________________________________________________________

Acá está... Que tierno Peter, ¿no creen? jajajajaja.
Me encanta que os guste tanto la adaptación.
Mi madre me apagó el internet y no les pude subir, lo siento.

+15 comentarios, próximo capítulo.

7 comentarios: