3 de febrero de 2013

Capítulo catorce.







La voz en mi habitación definitivamente no era la de un fantasma y tampoco era Luz. La voz en mi habitación pertenecía a Peter. Y así fue que supe que estaba soñando.

—Hey. — Él sonríe, sentándose en su silla segundos antes de que la campana suene, pero, como esta es la clase del Sr. Amadeo, es lo mismo que estar temprano. Saludo con un movimiento de cabeza, esperando parecer poco interesada. Esperando ocultar el hecho que estoy tan ida que ahora hasta sueño con él.

—Tu tía parece ser agradable. — me mira, golpeando el escritorio con su bolígrafo, haciendo un continuo ruido que me hace sentir ansiosa.

—Sí, ella es grandiosa, — yo farfullo, maldiciendo mentalmente al Sr. Amadeo por tardarse tanto en el baño de los maestros, deseando que esconda su botella y venga a su trabajo de una buena vez.

—Yo tampoco vivo con mi familia, — Peter dice, su voz callando el salón, calmando mis pensamientos, mientras él le da vueltas a su bolígrafo en la punta de su dedo, girándolo y girándolo sin caerse. Yo presiono mis labios y busco a tientas el iPod en mi bolsillo secreto, preguntándome cuán grosero se vería si lo enciendo y me aparto de él. —Estoy emancipado, — él añade.

— ¿En serio?— pregunto, aún cuando me había propuesto terminantemente mantener nuestras conversaciones en lo más mínimo posible.

—En serio. —  afirma con la cabeza y al momento que él para de hablar, escucho los susurros de Paula y Luna, llamándome fenómeno y unas cuántas cosas peores. Luego miro como él tira su bolígrafo al aire, sonriendo mientras forma una serie de ochos en el aire antes de volver caer justo en la punta de su dedo. — ¿Y dónde está tu familia?— pregunta. Y es tan raro como todo el ruido simplemente para y continúa, continúa y para, como si estuviéramos jugando al juego de las sillas. Solo que siempre me quedo parada y yo soy el juego.  — ¿Dónde viven?— él pregunta.

—Ellos están muertos, — digo, mientras el Sr. Amadeo entra al salón.

—Lo siento.

 Peter me mira a través de la mesa de almuerzo mientras yo miro alrededor, ansiosa por encontrar a Cande y Xavi. Acabo de abrir mi bolso de almuerzo y encuentro un tulipán rojo puesto entre medio de mi sándwich y frituras. ¡Un tulipán! Igual que el del viernes en la noche y aunque no tengo idea de cómo lo hizo, estoy segura que Peter es el responsable. Pero no es el truco mágico raro lo que me preocupa, es más bien la manera en que él me mira, la manera en que él me habla, la manera en que él me hace sentir-

 —Sobre tu familia. No me di cuenta…

—No me gusta hablar sobre eso. — Me encojo de hombros.

—Yo sé lo que es perder a la gente que amas, — susurra, acercándose a través de la mesa y colocando su mano sobre la mía, llenándome de una sensación tan buena, tan cálida, tan calmada y tan a salvo… que cierro mis ojos y lo permito. Me permito disfrutar de la paz de eso. Agradecida de escuchar lo que él dice y no lo que él piensa. Como una chica normal, con un chico más allá de lo normal.

 —Eh, disculpen. — Yo abro mis ojos y me encuentro con Cande inclinada en la esquina de la mesa, sus ojos amarillos entrecerrados y fijos en nuestras manos. —Siento mucho interrumpir.
Ella entorna los ojos y se sienta al lado de Peter. Sus pensamientos hostiles transformando su aura de amarillo brilloso a un rojo muy oscuro.  —¿y cómo fue el fin de semana de todos?—

Yo me encojo de hombros, sabiendo que ella no estaba realmente preguntándome a mí. Y cuando miro a Peter, me sorprende que él también se encoja de hombros porque, por lo que vi, él parecía haber estado listo para un fin de semana mejor que el mío.

—Bueno, como podrán adivinar, mi noche del viernes fue horrible. Bien horrible. Pero el sábado lo recompensó todo.  — Ella asiente con la cabeza, dignándose a mirarme nuevamente.

— ¿A dónde fuiste?— le pregunto, tratando de sonar casual, aunque me estoy imaginando un lugar oscuro y horroroso.

 —A un club totalmente genial, una chica de mi grupo me llevó. —

— ¿Cuál grupo?— yo bebo de mi agua.

—Los sábados es el grupo de los co-dependientes. — Ella sonríe. —De todas maneras, esta chica, Evangeline, ella es como un caso extremo. Ella es lo que ellos llaman donador. —

— ¿Qué? ¿Quién llamó a un donador?— Xavi pregunta, poniendo su móvil sobre la mesa y sentándose al lado mío.

—Los co-dependientes, —  digo, poniéndolo al tanto. Cande entorna los ojos.

—No, no ellos, los vampiros. Un donador es una persona que permite a otros vampiros alimentarse de ella. Ya sabes, como chupar su sangre y eso, mientras que yo soy los que ellos llaman un cachorrito, porque a mí solamente me gusta seguirlos. Yo no dejo que nadie se alimente de mí. Bueno, aún no. — Ella ríe. — En fin, fuimos a este club en algún lugar de Los Angeles, llamado Nocturnal o algo así. Hasta conocí a una amiga nueva.

—Nocturne, — Peter dice, agarrando su bebida mientras sus ojos se enfocan en los de ella. Cande deja su pastelito y aplaude.

— ¡Siii! Finalmente alguien cool en esta mesa, — ella dice.

— ¡Es un mentiroso el chico cybernético! — Salta Xavi enseñándonos su móvil. — ¡Miren, justo allí!— él la golpea con su dedo. —He estado pidiéndole una foto todo el fin de semana porque de ninguna manera me voy a reunir con alguien sin saber cómo es y esto es lo que él me envía.
Miro con esfuerzo la pequeña imagen, aún sin entender por qué esta tan molesto. — ¿Cómo sabes que no es él?— pregunto, mirandole.

Y luego Peter dice, —Porque ese soy yo.

Continuará...

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Diez comentarios más y el siguiente capítulo es todo vuestro :)

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