3 de febrero de 2013

Capítulo trece.







¡Hola chicaaas! Mil perdones por desaparecer así. Tuve una semana movidita y no tuve tiempo de pararme a adaptar la nove. Acá os traigo el capítulo 13. Os tengo una buena noticia, y es que... SE VIENE MARATÓN. Sí, sí. Diez comentarios en el capítulo y subo el próximo. Os quiero. 

_______________________________________________________________________________


Entro a los baños dando traspiés. Aguantándome de la encimera de mármol y lucho para calmar mi respiración. Forzándome a concentrarme en las orquídeas en jarrones. Paso mis manos por mi cabello, aplico un poco de brillo labial y me dirijo nuevamente a la mesa —Estoy bien. De verdad. — Asintiendo para que ella me crea, antes de añadir, —y dime, ¿hay algún caso interesante en el trabajo? ¿Hay algún muchacho guapo en el edificio?


Después de la cena, espero afuera mientras Gime hace fila para pagar el valet y estoy tan metida en el drama que ocurre delante de mí, entre la futura novia y su supuesta —dama de honor —, que literalmente salto cuando siento una mano sobre mi manga.
—Ah, hola, — digo, mi cuerpo inundándose de calor y hormigueos en el segundo que mis ojos se encuentran con los suyos.

—Te ves increíble, — Peter dice, su mirada viajando, bajando de mi vestido a mis zapatos, antes de regresar a mi rostro. —Casi ni te reconozco sin tu capucha. — Él sonríe. — ¿Disfrutaste tu cena? Te vi en el pasillo. Te hubiera dicho hola, pero te veías muy apurada. 

Yo asiento con la cabeza. Lo miro fijamente, preguntándome qué está haciendo aquí, solo un viernes por la noche. 

—Un visitante de afuera, — él me dice, contentando la pregunta que aún no he preguntado.

Mientras me pregunto qué diré, Gime aparece y mientras ambos se estrechan de manos digo, —Eh, Peter y yo vamos juntos a la escuela. Se acaba de mudar de España, — añado, esperando que eso sea suficiente hasta que el auto llegue. 

— ¿De qué parte de España?—  pregunta mi tía.

—Sevilla. — él sonríe. 

—Oh, he escuchado que es un lugar encantador. Siempre he querido ir allí.— sonríe Gime. —Nosotros vamos a ir a casa, pero puedes ir con nosotros,— ofrece.

Yo la miro boquiabierta, llena de pánico, preguntándome cómo no supe que ella diría eso. Luego miro a Peter, suplicando que él se niegue, mientras dice, —Gracias, pero tengo que regresar. — señala sobre sus hombros y mis ojos siguen esa dirección, deteniéndome en una despampanante rubia vestida con un vestido negro informal y tacones de tirantes.
Ella me sonríe, pero no es una sonrisa amable. Hay algo en su expresión, la inclinación de su barbilla, que indica que el simple hecho de que el que él y yo estemos parados juntos, es motivo de gracia, diversión y burla para ella. Yo me giro para mirarlo, asombrándome al encontrarme tan cerca de él, sus labios húmedos y abiertos a solo pulgadas de mí. Luego el roza sus dedos contra mi mejilla y toma un tulipán rojo de detrás de mi oreja. Lo próximo que se, es que estoy sola mientras él entra al restaurante con su cita. Miro a mi tulipán, tocando sus sedosos pétalos rojos, y me pregunto de dónde pudo haber salido, en especial porque es otoño. Y no es hasta más tarde, cuando estoy sola en mi cuarto, que me doy cuenta de que la pelirroja tampoco tenía aura. 

— ¿Luz?— mascullo al escuchar ruido cuando estoy dormida — ¿Eres tú?— Pero como ella no responde, sé que está tramando una de sus travesuras y como estoy muy cansada para jugar, agarro mi otra almohada y la pongo sobre mi cabeza. Pero cuando la escucho de nuevo, digo, —Escucha, Luz, estoy cansada, ¿está bien? Lo siento si fui grosera contigo y lo siento si te hice sentir mal, pero de verdad no tengo ganas de hacer esto a las tres y cuarenta y cinco de la mañana. Así que ¿por qué no regresas a donde sea que vas y dejas esto para una hora más normal? Puedes hasta aparecerte con ese traje que me puse en mi graduación de octavo grado y no diré ni una palabra. Palabra de honor. — Sigue sin contestarme,   Dije que lo siento, ¿está bien? ¿Qué más quieres?—

— ¿Puedes verme?— ella pregunta, saliendo del escritorio. 

—Por supuesto que puedo — luego me detengo a mitad de palabra al darme cuenta que la voz no es la de Luz.

Continuará...

13 comentarios: