Capítulo once.

Cuándo llego a la mesa del almuerzo, ya Xavi y Cande están allí, pero cuando veo a Peter sentado junto a ellos, me veo tentada a correr hacia otra parte. Sin embargo me siento en el banco junto a ellos, determinada a mostrar cuán desinteresada estoy por la presencia de Peter.

—Yo fui criado por un travesti y una escritora de novelas románticas, — Xavi dice, inclinándose para robar un dulce de maíz del tope del pastelito de Cande, el cual está decorado con motivos de Halloween. 

—Lo siento cariño pero ese no fuiste tú, ese fue Chandler de Friends. — Cande ríe. —Yo en cambio fui criada por un clan de vampiros. — Ella señala a Peter. — ¿Y tú?

Él toma un sorbo de su bebida, un líquido rojo en una botella de plástico, luego nos mira a los tres y dice, —Italia, Francia, Inglaterra, Argentina, España, Bélgica, Nueva York, Nueva Orleans, Oregón, India, Nuevo México, Egipto, y unos cuántos lugares más. — sonríe.

—Lali vivía en Argentina*— Xavi dice, poniendo el dulce en el centro de su lengua antes de tragarlo con un trago de su agua embotellada.

Peter sonríe mientras me mira. — ¿Dónde?— 

—Entre Ríos, — murmuro, mirando fijamente a mi sándwich en lugar de a él porque, al igual que en el salón, cada vez que él habla el único sonido que escucho es su voz. Y cada vez que nuestros ojos se encuentran mi cuerpo se acalora. Y cuando su pie casualmente toca el mío, un cosquilleo recorre todo mi cuerpo. Y de verdad que está comenzando a alarmarme.

— ¿Cómo terminaste viviendo aquí?— Él se inclina hacia mí, haciendo que Cande se acerque aún más a él. 

Yo miro a la mesa, presionando mis labios como siempre hago cuando estoy nerviosa. No quiero hablar sobre mi antigua vida. No le veo sentido en relatar todos los detalles sangrientos. El tener que explicar que, aún siendo completamente mi culpa el que toda mi familia haya muerto, yo de alguna manera me las arreglé para vivir. Así que al final le quito las orillas a mi sándwich y digo, —es una larga historia. 

Puedo sentir a Peter observándome -una mirada fuerte, cálida y tentadora- y me hace sentir tan nerviosa, que mis manos comienzan a sudar y la botella de agua resbala de mis manos. Pero él ha podido cogerla justo antes de que toque al menos la mesa y luego me la entrega. Me quedo en silencio, preguntándome si yo fui la única que notó que él se movió tan rápido que se hizo borroso.

Una vez sonó el timbre, nos dirigimos a clase. — ¿Qué hace un chico como Peter sentado con nosotros? — En serio. Con todos los chicos que hay en la escuela, con todos los grupos en onda que hay en la escuela, ¿y aún así él decidió sentarse con nosotros, con los tres grandes inadaptados? 

—Tranquila, él pensó que era gracioso. — Xavi se encoge de hombros. —Además él va a ir a tu casa esta noche. Le dije que fuera como a las ocho.

—¿Tú qué?— lo miro boquiabierta. 

Continuará...
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Chicas, mañana sigue la maratón si veo comentarios jajaja Me voy a dormir.
Una vez más os digo que quien quiera el libro, que me lo pida, yo se lo paso.
Son lo más! Besos.