31 de julio de 2013

Capítulo diecisiete.

MARATÓN:
+10 COMENTARIOS.


¡¡HOLAAAAAAAAAAA!! Hoy quiero deciros dos cosas:

  1. Hoy hay M A R A T Ó N. ¿Por qué? Porque mañana me voy de vacaciones y no sé cuando podré subir. Así que ¿qué os parece una buena dosis de "Nadie como tú"?
  2. Que os paséis por la nove "Sin mirar atrás" del blog http://crazyaddygrr.blogspot.com.es/ . Es una muy buena novela. Aviso que no es laliter, pero sus protagonistas enamoran igual. _____________________________________________________________________

Cuando por fin llegó la hora de salir, Lali apagó su computadora a toda velocidad y corrió hacia la farmacia. Compró todo lo que creía poder necesitar; aspirinas, vitaminas, spray nasal, pastillas para la tos. Fue un poco exagerada. 

—Hola, ya estoy aquí. —Dejó todas las bolsas en la cocina, se quitó la chaqueta y fue directa a la habitación de Peter.

—Peter, ¿hola? —Entró en la habitación, que empezaba a oler ya a enfermo, y se sentó en la cama—. Peter  ¿cómo estás? —Le puso la mano en la frente y comprobó que la tenía empapada de sudor y ardiendo.

—Lali, ¿qué haces aquí? Vete, déjame. —Temblaba al hablar y seguía sin abrir los ojos.

—Vivo aquí, al menos de momento. —En ese instante se acordó de que se había olvidado de ir a firmar el contrato de alquiler—. No pienso irme hasta que te cures. Tienes que tomarte esto y beber algo. Vamos, seguro que te pondrás bien. —Se levantó de la cama y subió un poco las persianas para que entrara algo de luz del exterior—. Voy a prepararte un caldo. Descansa y luego te lo traigo.

—Los artículos.

—Ya están maquetados. La verdad es que son muy buenos; espero que no te moleste que los haya leído. —Le secó el sudor de la frente con una toalla—. Todos me han dicho que te mejores, y que no vuelvas al trabajo hasta que estés bien. Así que ya sabes, tienes que cuidarte. —
Recogió el vaso y salió de la habitación. Peter volvía a estar dormido.

En la cocina, Lali preparó el caldo de verduras. Mientras lo hacía, escuchaba a Nina Simone y pensaba en cómo habían cambiado las cosas. En tan sólo unos meses había encontrado nuevos amigos, un nuevo trabajo y a Peter. Quizá no había sido tan malo lo de romperse la pierna.
Preparó una bandeja con un plato de sopa, un poquito de jugo, los antitérmicos y una servilleta, y se lo llevó a Peter.

—Hora de cenar. He preparado sopa de verduras. Despierta. —Como Peter ni siquiera se movió, Lali dejó la bandeja y se acercó a él—. ¡Dios mío! Estás ardiendo. Peter  por favor, despierta, vamos.

Estaba muy preocupada, tenía que hacer algo.

—Lali, mi princesa. —Peter deliraba, sudaba sin parar y tiritaba.

—Peter, abre los ojos, por favor. —Nada—. Peter  tienes que tomarte esta pastilla, tienes que ponerte bien, si no, yo... —Notó cómo se le llenaban los ojos de lágrimas. Entonces se acordó de que su madre trituraba las pastillas y las mezclaba con el jugo, y decidió que no perdía nada por intentarlo.

—Peter, tienes que beberte esto. —Él seguía sin responder, así que Lali cogió una cucharilla y se la acercó a los labios—. Eso es —dijo al ver que así conseguía que se la tomara—. Espero que cuando te mejores me compenses por este susto. —Peter estaba ahora un poco más tranquilo, y Lali logró que se bebiera todo el jugo.

Cuando acabó, le secó otra vez la frente, le arregló las sábanas y, antes de salir de la habitación, le dio un pequeño beso en la nariz. Fue una tontería, pero su madre siempre se lo hacía cuando estaban enfermos, así que seguro que eso también serviría para algo. Lali puso orden en la cocina y vio un rato la televisión. Estaba muerta de sueño, pero no quería acostarse antes de haberle dado otra vez la medicina a Peter  de modo que tenía que quedarse despierta hasta las doce. Cuando llegó la hora, volvió a preparar un poco de jugo para poder diluir en él las pastillas.

—Ya estoy aquí. Veamos cómo está mi enfermo preferido. —Se sentó en la cama y notó cómo se le iba todo el color y se quedaba blanca en cuestión de segundos. Peter estaba aún más caliente que antes. Tanto, que cuando ella le puso la mano en la frente, él se apartó como si no pudiera soportar nada más sobre la piel—. Peter, espero que cuando te recuperes, no te enojes por lo que te voy a hacer.

Dicho esto, se levantó, apartó las sábanas de la cama y empezó a desabrochar la camisa de la pijama de Peter  Éste no paraba de quejarse, pero por suerte para ella, estaba demasiado débil para oponer resistencia. Para calmarse los nervios, Lali siguió hablando:

—¿Sabes una cosa? Nunca imaginé que el día que te quitara la ropa sería así. Y no me digas que ya te he visto desnudo antes. Esa noche que nos acostamos fue todo demasiado rápido. —Suspiró—. Siempre pensé que haríamos el amor en la playa, como en las películas. Vaya tontería, ¿no? —Con cada botón le confesaba algo más—. Otra cosa que me imaginaba era a ti desnudándome; despacio, lentamente, no como el otro día. ¿Recuerdas que te dije que lo había olvidado? Era mentira. Aunque supongo que tú sí lo has olvidado. En fin, es mi destino. Soy pésima enamorándome.

Ya le había quitado la camisa y el pantalón, sólo le había dejado los bóxers.

—Gracias a Dios que te dejaste los calzoncillos debajo de tu pijama, no sé si habría podido hacer esto si hubieras estado totalmente desnudo. Por cierto, estás demasiado delgado, pero eso ya lo arreglaremos, ¿de acuerdo? Voy al baño a buscar toallas, no te muevas. No está mal eso de que no me objetes.

Lali regresó con un par de toallas totalmente empapadas en agua helada, se sentó y empezó. Al notar el contacto con el agua fría, Peter tembló aún con más fuerza.

—Shh, tranquilo.

Primero se las pasó por la cara y el cuello, y cuando creyó que ya se había acostumbrado al frío, bajó al pecho. Peter volvió a estremecerse.

—No pasa nada.

Oír su voz parecía tranquilizarlo, así que continuó hablando.

—Espero que tengas el detalle de no acordarte de esto, aunque para mí será difícil de olvidar. Creo que vas a formar parte de mis sueños eróticos toda la vida. —Le mojó también los brazos—. Me encanta este vello que tienes en los brazos, es tan sexy. Nunca he entendido por qué hay hombres que se depilan. Bueno, basta de decir tonterías, creo que ya te ha bajado un poco la temperatura. Ahora tienes que tomarte otra vez la medicina.

Dejó las toallas y le volvió a dar la medicina. Por suerte, él se la tomó en seguida, y pareció quedarse tranquilo. Lali estaba agotada. Tenía que dormir, pero no se atrevía a dejarlo solo. ¿Qué pasaría si Peter volvía a ponerse tan mal? ¿Cómo lo oiría? ¿Qué podía hacer? Tenía tres opciones: la primera, dormir en la cama con él. ¡No! La convención de Ginebra prohíbe la tortura. La segunda, irse a su habitación y dejar las puertas abiertas; tampoco, al fin y al cabo les había prometido a Lucas y a Candela que cuidaría de él. Y la tercera, quedarse a dormir en la silla que había en la habitación, aunque al día siguiente le doliera la espalda. «Pero así podré vigilarlo», pensó Lali.  De modo que fue a su habitación, se puso su pijama y, en menos de un minuto, regresó al cuarto de Peter para intentar dormir en aquella incómoda silla.

Debían de ser las tres o las cuatro de la mañana cuando Lali se despertó sobresaltada. Peter se movía nervioso y hablaba en sueños. En realidad no hablaba, pensó Lali, discutía, gritaba.

—Papá, te he dicho que no bebas. ¿Hasta cuándo vas a seguir así? —Tenía la respiración entrecortada—. ¡Deja esa botella! Si tengo que pegarte para que lo hagas, lo haré.

Lali se levantó y se acercó a él. La cara de rabia de Peter le destrozó el corazón. ¿De qué estaba hablando? ¿Qué lo atormentaba tanto?

—Peter, es sólo un sueño.

Estaba ya a su lado cuando Peter  completamente dormido, la apartó sin querer y ella se cayó encima de la mesilla que había junto a la cama. El dolor casi la dejó inconsciente durante unos segundos. Seguro que al día siguiente tendría el ojo morado, pero ahora tenía que encontrar la manera de tranquilizarlo a él antes de que se hiciera daño. Así que se levantó y se colocó encima de su estómago.

—Peter, estate quieto, es sólo una pesadilla, tranquilo. —Él seguía respirando entrecortadamente, pero el peso de Lali sobre él le impedía moverse tanto—. Peter, despacio, tranquilo.
Pero entonces volvió a acelerarse.

—Papá, ¡es que no lo entiendes! No te quiere, ni a mí tampoco. Nunca nos ha querido.

Lali notó cómo volvían a tensarse los músculos de él y, para evitar otro ataque, lo besó. No es que fuera muy buena idea, pero fue lo único que se le ocurrió. Primero sólo tenía intención de colocarse encima de él, pero cuando vio la cara de angustia de Peter no pudo evitarlo. Pensó que él no respondería, y así fue durante unos segundos, pero cuando sus labios se entreabrieron, la besó como si ella fuera la única medicina que necesitaba para curarse. Sus manos ardientes por la fiebre la atraparon, le resiguieron toda la espalda hasta meterse por dentro del pantalón del pijama. Y una vez allí, la apretaron fuerte contra su erección. Lali le devolvió el beso con la misma pasión, pero con más dulzura. Quería tranquilizarlo, que él notara que alguien lo quería, y ella ya estaba harta de negar lo que sentía. Le acarició la nuca, y poco a poco, Peter fue relajando los brazos. Ella continuó besándolo; posó sus labios en sus párpados, que parecían húmedos de lágrimas, en la frente, en la nariz, y Peter fue relajando el ritmo de su respiración. Por fin se tranquilizó. Parecía ya totalmente dormido, de modo que Lali intentó levantarse para volver a la silla, pero al notar que se movía, los brazos de Peter volvieron a apresarla, esta vez sin tanta fuerza. La abrazó como si no quisiera que ella se apartara de él.

—Bueno, supongo que después de esto, puedo perfectamente dormir en tu cama. Aunque dudo que seas consciente de nada. Seguro que ni siquiera sabes que soy yo a quien besabas.

Le dio un pequeño beso en el hombro y se acurrucó a su lado. Aunque sólo fueran unas horas, tenía que descansar, si no, al día siguiente no daría una en el trabajo. Ya estaba casi dormida cuando Peter la abrazó un poco más fuerte y susurró:

—Lali.

Al oírlo, ella se dio cuenta de que ya no había vuelta atrás; estaba enamorándose como nunca había creído posible.

13 comentarios:

  1. Mas mas mas mas mas mas
    Inna mas mas inna mas mas inna jajajja
    Sube otro
    Maratón<3
    Besos
    @sofí_blog

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sofi, subí una pequeña parte más jajaja. Recarga y leela. Solo te aviso :)

      Eliminar
  2. estaba enamorandose? nooo ya esta enamorada jajaja ayyy pobre Peter! =( con ese delirio Lali - y nosotras =)- pudimos descubrir un poco más de él... es normal que desocnfie tanto del amor =S

    espero masss =) BESOS

    ResponderEliminar
  3. Estoy total y completamente enamorada de tu novela!!Te felicito!!Seguí así!!Siempre me dejas con ganas de leer mucho más!!Besos!!

    ResponderEliminar
  4. por dios no nos dejes así, mas nove, quiero ver que pasa cuando despierten, espero que Peter deje de rechazarla YA!!
    mas nove porfa :)
    besos

    ResponderEliminar
  5. Me encanta la nove quiiieroo masssss porfis

    ResponderEliminar
  6. Seria nuestro regalo pre vacaciones jaja

    ResponderEliminar
  7. Buenas vacacionesssss :)mucha suerte :D

    ResponderEliminar
  8. Me enamore de este capitulo !! Quiero mas!! Ojala que Peter se acuerde de TODO cuando se reponga pagaria por ver la cara de Lali jaja

    ResponderEliminar