5 de mayo de 2013

Capítulo cuarenta.



Tan pronto como sonó el timbre, Euge se levantó, sonriendo como una tonta. Estaba ridículamente ansiosa esa noche. Llevaba un vestido rojo sangre sexy, pero elegante, que le quedaba perfectamente y mostraba sus largas piernas a la perfección. Su rostro estaba iluminado por la emoción y sus ojos brillaban de alegría. Sonreí también, no porque estuviera deseando esa noche, sino porque se la veía muy feliz. Esa noche iba a ser muy larga para mí, era la fiesta de graduación.

Peter se había ofrecido como chaperón en el baile de graduación. Dijo que quería ser parte de eso de alguna manera, incluso si solo tenía que pemanecer al margen. Además, dijo que no podía dejar pasar la oportunidad de verme con el vestido de graduación. Hice una sonrisa forzada y me puse también de pie, alisándome la falda hasta la rodilla del vestido strapless azul eléctrico.

Esos deben ser Nico y Pablo —dijo Euge alegremente, aplaudiendo con entusiasmo.

Asentí y las dos nos dirigimos a la sala y la puerta. Por supuesto, mi padre ya estaba allí hablando con los chicos en susurros. Saludé discretamente por encima del hombro de mi padre, mirando a Pablo con su esmoquin. Se veía increíblemente apuesto esta noche. Su cita era una chica afortunada. Lo habíamos juntado con Estefanía, una linda morena que era junior en lugar de senior. Técnicamente mi cita era Vic, pero habíamos acordado todo eso porque no queríamos que Vic conociera a mis padres, así que Pablo me recogería en su lugar y fingiría ser mi cita.

Hey, wow, os veis geniales —dijo Pablo con entusiasmo. Sonreí y antes de que pudiera responder, me entregó un gran ramo de tulipanes rojos. Jadeé, mirándolo con los ojos muy abiertos 

Er, gracias —murmuré, tomándolo de sus manos y echando una mirada inquieta a Euge. Ella estaba demasiado ocupada comiéndose a Nico con los ojos para darse cuenta de mi malestar, sin embargo. Él dio un paso más cerca de mí, sonriendo felizmente mientras sostenía una caja que contenía un pequeño brazalete blanco. Mi padre había desaparecido a buscar la cámara o algo, así que tomé mi oportunidad para interrogar a Pablo—. ¿Son tuyas? 

Negó con la cabeza rápidamente. —No. Peter me pidió que te las diese. Y también te tengo que decir que te ves hermosa y que espera que pases un buen rato —respondió. 

 Cuando nos alejamos de la puerta, miré con los ojos muy abiertos hacia la carretera. Allí aparcada estaba una limusina negra toda brillante y larga. Miré a Pablo, sorprendida. Me dijeron que Nico conduciría esta noche, no esperaba una limusina. 

¿En serio? ¿Una limusina? —Jadeé. Euge chilló al verla. Pablo sonrió y se inclinó a mi oído. 

Peter la pidió —susurró. Un hombre con un uniforme negro abrió la puerta para nosotras sonriendo felizmente. Mientras me subía lo primero que vi fue a Vic. 

Vaya mierda, bombón de nombre, bombón por naturaleza —chifló—. No te laves las manos. 
Reí y le robé su bebida, tomé un sorbo y la coloqué contra su lado. 

No te ves tan mal —contesté, mirándolo con su esmoquin. 

*****

En el momento en que llegamos al instituto, estaba ridículamente ansiosa por ver a Peter. Ya lo había visto bien vestido una vez antes, en la boda de su hermana, y no podía esperar para verlo en traje y zapatos otra vez. Suponía que se vería increíble. Dejé que Vic me llevara hacia el gimnasio. El golpeteo de la música ya estaba retumbando en las paredes mientras la banda en vivo hacia un cover de una canción de Maroon 5. Las personas estaban charlando animadamente, mientras esperábamos en la fila desordenada en el pasillo para poder entrar. Las chicas se veían elegantes y hermosas en sus vestidos de graduación de varios colores, peinadas y maquilladas. El aroma de varios perfumes estaban mezclados en algo que era casi embriagador mientras estábamos allí, en la fila esperando para que nos tomasen la foto de llegada. Los chicos se veían esencialmente iguales, esmoquin negro, camisa blanca, pero todos ellos tenían corbatas de diferentes colores. La fila avanzaba con bastante rapidez, y en poco tiempo Vic y yo estábamos en la parte de delante. Su brazo se deslizó alrededor de mi cintura, tirándome hacia él mientras el fotógrafo tomaba un par de fotos antes de sacarnos para que pudiera tomar el retrato de la pareja siguiente. 

Cuando mi mirada finalmente lo encontró, me sentí mentalmente desmayada. Estaba apoyado contra la pared frente a mí, con una pierna cruzada casualmente sobre la otra, mirando el entorno con tranquilidad. Su cabello estaba desordenado con estilo como de costumbre, y su traje… Me estaba observando; con una sonrisita agradecida en sus labios mientras sus ojos recorrían mi cuerpo lentamente, como si no quisiera perderse ninguna parte. Antes de darme cuenta de lo que estaba haciendo, me había alejado de mis amigos y estaba yendo hacia él. Mis pies tenían mente propia mientras se pasaban entre las personas que bailaban, bebían y comían. Necesitaba llegar a él y decirle hola. 

Buenas noches, Srta. Espósito. Se ve hermosa esta noche. Mi hermano es un chico con suerte por poder bailar con usted toda la noche —me felicitó. Sonreí ante sus palabras dulces.

Gracias, Sr.Lanzani ¿Vio las flores que Vic compró para mí? Son hermosas, estoy muy agradecida —respondí, dándole las gracias discretamente por mis tulipanes. Asintió en conocimiento, con una sonrisa formándose en la esquina de sus labios. 

Las vi. Me alegro de que le gustaran —confirmó, alargando el juego. Un brazo pesado se colgó sobre mi hombro y miré rápidamente para ver que era de Vic. 

Bueno, no vamos a estar aquí toda la noche hablando con los profesores, bombón. Vamos a conseguir un poco de ponche. No estoy seguro de si le han echado alcohol o no ya, así que traje un poco de vodka por si acaso —alardeó, acariciando su bolsillo. Reí entre dientes cuando Peter gruñó, moviendo la cabeza en señal de desaprobación. 

¿En serio? Soy chaperón, Vico. No puedo permitir que hagas eso, dame la botella —ordenó Peter, tendiendo su mano. —Hay algunos juniors aquí también. Vamos, nada de alcohol —dijo con severidad. 
Vic gruñó, sacó la botella de vodka y la puso en la mano extendida con un gruñido de frustración. 
Su otro brazo se tensó sobre mí mientras giraba y me alejaba. Reí ante su dolor y su expresión molesta. 

Aww, hombre. ¡Apesta! —gimió Vic—. Perdió totalmente su fiesta de graduación, pero sin embargo ¿no les permite a otras personas pasar un buen momento? —Suspiró dramáticamente—. Bueno, si no podemos ponerle alcohol al ponche entonces vamos a bailar, bombón —sugirió, llevándome a la pista de baile. 

La noche pasó rápido. A pesar de no poder hablar con Peter en ningún momento, pasé un buen rato. 
Bailé, comí, me reí, generalmente lo disfruté. A lo largo de la noche, mis ojos seguían buscando a mi novio. Alrededor de las diez y media, miré alrededor del gimnasio abarrotado de gente, tratando de ver su cabello castaño, pero no lo veía en ningún lado. 

Vic, ¿adónde fue Peter? No lo he visto desde hace rato —susurré, explorando la sala discretamente. 
Se encogió de hombros en respuesta. 

No tengo idea. ¿Quieres otro trago? —me ofreció, cabeceando a la mesa donde estaban los refrescos. 
Suspiré y asentí, permitiéndole llevarme allí. Cuando llegamos a la mesa de las bebidas, me di cuenta de que Vic no dejaba de mirar su reloj, y miraba por encima de su hombro un montón de veces. 

—¿Qué pasa? ¿Le echaste alcohol o algo? ¿Por qué estás tan nervioso? —pregunté, agarrando la copa que me estaba ofreciendo. Suspiró y sacudió su cabeza. 

Sólo estoy esperando algo —respondió, todavía mirando alrededor. 

¿Qué estás esperando? —le pregunté. Su teléfono sonó y lo sacó de su bolsillo con una sonrisa. Miró la ID pero no respondió, rechazó la llamada y lo volvió a guardar en su bolsillo, todavía sonriendo. 

Necesito ir al baño. Vamos, me puedes mostrar dónde está —dijo, sacándome la copa y poniéndola sobre la mesa antes de que incluso pudiera tomar un trago. 

—Vic, ¿qué demonios? Sabes dónde están los baños ¡Ya has estado allí! —protesté, riéndome mientras me arrastraba hacia la puerta y al pasillo. Asintió. 

Sí, pero esos siempre están ocupados. Muéstrame el camino hacia los otros —sugirió, cabeceando hacia el pasillo.—Vamos, bombón, estoy desesperado —se quejó, haciéndome pucheros. Rodé mis ojos y lo seguí, llevándolo hacia los otros baños del edificio. Sonrió e inclinó la cabeza hacia un lado—. ¿No es esa de allí el aula de Peter? —preguntó, haciendo un gesto en el pasillo con su barbilla. Asentí en confirmación. 

Sip

Él sonrió. —Ve a esperar allí mientras echo una meada. 

Fruncí el ceño. —Esperaré aquí. No vas a tardar mucho ¿no? —le pregunté sarcásticamente. 

Hizo una mueca de disgusto. —No puedo ir si sé que estás esperando aquí afuera, me puedo retrasar

¡No parecías tener problema con eso cuando estaba en el mismo baño que tú antes! —lo regañé, sacudiendo la cabeza por el recuerdo del restaurante horas antes de ir a la fiesta.

Rió malvadamente. —Hmm, tienes razón, tal vez deberías venir conmigo de nuevo. Me gustó bastante de una manera perversa, orinar frente a la novia de mi hermano —admitió, levantando una ceja en complicidad. Reí y rodé mis ojos. Que chico más raro. 

Nunca, pero nunca más. Aún sigo traumatizada. Esperaré en el gimnasio. Voy a buscar a Euge y Nico —sugerí, girándome para regresar a la fiesta. Agarró mi mano y negó con la cabeza. 

No quiero volver solo, no podría ser capaz de encontrarte y entonces nos perderemos el último baile. No podemos tener a una chica desaparecida en el último baile, ¿no? —bromeó. 

Bien, entonces esperaré aquí. 

Suspiró y sacudió la cabeza con firmeza. —Solo ve a sentarte en el aula de Peter. Si te quedas aquí, entonces serás distraída por tu pequeña mente de peces de colores y terminarás vagando por algún lugar. ¡Ve! —insistió, y me dio un empujoncito alentador hacia el aula de Peter—. Estaré afuera y luego podremos bailar. Suspiré dramáticamente y me alejé de allí, sin tener en realidad la energía para discutir con él sobre ello. 

Agarré el picaporte y empujé la puerta, solo para ver a alguien sentado en el escritorio delante de mí. 
Dejé escapar un pequeño grito antes de que me diera cuenta de que era Peter. Sentí una sonrisa ridícula extenderse en mi rostro mientras se levantaba del escritorio y se dirigía a mí, tomando mi mano y tirando de mí hacia el aula. Cerró la puerta y me empujó contra él, besándome ferozmente. Gemí en su boca por su sabor, su aroma me envolvía haciéndome estremecerme por dentro de felicidad. Rompió el beso y puso su frente contra la mía, una hermosa sonrisa se extendía por su cara. 

Hola —murmuró. Envolví mis brazos alrededor de su cuello, inclinando mi cabeza y besándolo otra vez por un segundo. 

Hola —Cerré los ojos y lo atraje más cerca de mí, amando el peso de su cuerpo mientras me presionaba y me atrapaba contra la puerta—. ¿Qué estás haciendo escondiéndote aquí? —murmuré con los ojos todavía cerrados, sólo inspirando su aliento y saboreando el momento. 

Se rio suavemente. —No puedo dejar que pase la noche sin bailar con mi chica. Me estaba preguntando si podía tener tu último baile —susurró, su nariz trazaba la mía. 

—¿Huh? —Fue mi brillante respuesta cuando abrí los ojos para mirarlo con curiosidad. 

Rio y se movió hacia atrás, tomando mi mano y alejándose de mí. Mientras lo hacía me di cuenta de que las luces no estaban prendidas. En cambio, había pequeñas velas en los escritorios y vi que en varios lugares alrededor del aula se proyectaban sombras. En el escritorio más cerca de mí había un solo tulipán y dos copas de ponche. Miré a Peter con asombro. Es tan malditamente romántico a veces. Realmente no me merezco a este chico que es tan atento todo el tiempo  Mi corazón se derritió en un charco, y miré a Peter que me observaba atentamente. 

Eres demasiado dulce a veces —respiré, dando un paso hacia delante. 

Sonrió. —Y tú estás demasiado hermosa en ese vestido que no estoy seguro de cómo me las estoy arreglando para hablar coherentemente —murmuró, recorriendo con sus manos mis costados, sus dedos trazaban las líneas de mi vestido—. Nunca he visto nada más angelical en mi vida, eres increíble. —Su aliento daba en mi rostro y cuello poniendo a mi piel de gallina por la sensación. 

¡Maldición Peter, deja de hacer que me enamore más de ti! —me quejé bromeando. 
Él sonrió e hizo una pequeña reverencia, tendiéndome su mano. 

¿Quisiera la dama pasar el último baile conmigo? —preguntó, en un falso acento británico. 

Sonreí e hice una reverencia con mi vestido. —Sería un honor —acepté, tomando su mano. Sonrió y me llevó a su pecho, envolviéndome con sus brazos firmemente. La música del gimnasio estaba vagando por el pasillo hacia su aula; no era fuerte, pero estaba lo suficientemente alta como para que fuese perfecto. 
Envolví mis brazos alrededor de su cuello, pegando mi cuerpo al de él mientras nos balanceábamos al ritmo de la canción. Las velas parpadeaban, proyectando sombras románticas a través de las paredes y el techo. Bajo la luz de las velas, se veía demasiado guapo, la forma en que el tono tomaba sus rasgos lo hacían increíblemente hermoso. E imposiblemente, me encontré enamorándome más de él. 
Cuando la canción terminó, se alejó y me besó. Sus labios aclamaban los míos, en un beso tierno y suave, haciéndome sentir ingrávida y como si estuviéramos bailando en una nube. 

Te amo demasiado, preciosa —murmuró, sus labios rozaban los míos mientras hablaba. Yo solo suspire soñadoramente en respuesta, lo que le hizo reír suavemente—. Gracias por el baile —murmuró. 

No. Gracias a ti —contesté, mirándolo con admiración. Sonrió y se apartó aún más, dejando caer sus brazos de mi lado mientras metía una mano en el bolsillo de su pantalón. 

Por lo tanto, no podía dejar pasar una ocasión especial sin marcarlo con algo —reflexionó, sacando su mano y sosteniendo una bolsita de terciopelo, del mismo tipo que contenía el pequeño anillo encantador que me dio en mi cumpleaños. Tragué saliva e hice un sonido emocionado cuando me di cuenta de que me había comprado otro dije para mi pulsera. 

No tenías por qué hacerlo —murmuré, agarrando la pequeña bolsita y tirando de la cuerda. 

Lo sé, pero quería hacerlo. Quiero darte un dije por todo lo importante en nuestras vidas, así tal vez cuando muramos se lo puedes pasar a nuestros hijos, o si somos muy, muy viejos entonces tendremos tataranietos y se lo puedes pasar a uno de ellos, será una reliquia para entonces —bromeó. 

Me reí. —Planeas vivir mucho tiempo —bromeé, sintiendo mis ojos llenarse con lágrimas por la dulzura que salía de su boca como miel. Sonrió y miro cómo sacaba un pequeño dije de tulipán dorado de la bolsita y lo ponía en la palma de mi mano. Era hermoso y tenía pequeños pétalos rojos. 

—Peter —suspiré, sin saber qué decir.  Parece saber la cosa perfecta para comprar, algo demasiado atento que hace que me duela el corazón. 

Toma, te lo pondré y luego será mejor que vayas a buscar a Vic. La fiesta ha terminado y tengo que ayudar a limpiar —sugirió, acercándose y tomando eso de mi mano. Sonreí y le tendí mi muñeca. Lo enganchó en mi pulsera que me había dado hacia dos meses, y luego me besó en la muñeca. Aspiré una bocanada de aire a través de mis dientes cuando lo hizo, amaba ese pequeño movimiento, y estaba bastante segura de que él también lo sabía porque siempre parecía seguir haciéndolo para ponerme caliente. El maldito chico sabe lo que me vuelve loca. Cerré los ojos y agarré las solapas de su chaqueta, tirándolo más cerca de mí, aplastando mi pecho contra el suyo.

Sabes lo que me hace ponerme caliente, eso no fue justo cuando no te estaré viendo en toda la noche —susurré, moviendo la cabeza en señal de desaprobación. Rio y envolvió sus brazos alrededor de mi cintura. 

Bueno, tal vez tendrás que llamarme y podemos hacer algo al respecto por teléfono, si estás tan caliente —bromeó, tocando mi nariz. Reí y me sonrojé sabiendo lo que quería decir. 

Tal vez lo haré —le respondí, levantando una ceja sugestivamente. 

Tragó con fuerza. Su sonrisa cayó de su rostro; obviamente pensó que reaccionaría distinto. 
¿De verdad? —preguntó sorprendido. 

Asentí y me encogí de hombros. Estaba dispuesta a todo lo que él quisiera probar, una pequeña charla sucia debía estar bien, no sería capaz de ver mi rostro sonrojándose por el teléfono de todos modos, y quién sabe, podríamos disfrutar también. 

Segura —suspiré, mirando como sus ojos se abrían. Sonreí, sabiendo que había ganado; estaba sin lugar a dudas más sorprendido que yo—. Será mejor que me vaya. Muchas gracias por hacer mi noche tan especial. Te amo —prometí, poniendo mi mano en la parte posterior de su cabello y empujando su boca hacia la mía de nuevo. Me besó durante unos minutos. El beso fue muy abrasador y mi respiración estaba prácticamente agitada con excitación.Un golpe fuerte e insistente en la puerta lo hizo alejarse como si tuviera la peste. Los dos miramos a la puerta con los ojos muy abiertos preguntándonos quién sería. 

No me importa si estás en el medio de algo indecente. ¡Si no dejas que Lali se vista y la dejas aquí en diez segundos, entonces me uniré! —gritó Vic, riéndose del otro lado de la puerta. 

Me eché a reír mientras que Peter dejaba escapar un gran aliento y cerraba sus ojos, pasándose una mano por su cabello. Lo besé en los labios suavemente otra vez. 

—¿Quieres que te ayude a apagar las velas? Podemos esperarte y puedes venir con nosotros por una pizza —ofrecí, mirando a las veinte o más velas que había puesto en la sala. 

Negó con la cabeza. —No, lo tengo. Deberías ir, tengo que reiniciar todas las alarmas de incendio de todos modos y luego limpiaré el gimnasio ¿Me llamas mañana? —preguntó, acariciando el lado de mi rostro. Le di una palmada en el trasero y me acerqué a la puerta. 

Te llamo esta noche, ¿recuerdas? —le guiñé un ojo y reí mientras abría la puerta y me dirigía al pasillo para ver a Vic inclinado contra la pared esperándome. 

Tu vestido está al revés, bombón —bromeó, sonriéndome. 

Ja-ja. Vamos a buscar algo para comer antes de que me lleves a casa. Pagaré yo considerando que ayudaste en todo esto —insistí, tomando su brazo con el mío, atravesando los pasillos hacia las limusinas. 
Miré el pequeño dije de mi pulsera y suspiré soñadoramente. Realmente era una chica con suerte. 
__________________________________________________________________________________
Dos para el final :D


14 comentarios:

  1. noooooooo!!!! quiero muchos mas capitulos, me encnata la historia... pit es super tierno <3 <3

    ResponderEliminar
  2. Es tan tan tan tan... que no hay palabras pa definirlo, no quiero que se acabeeeee o sí pero para saber como van a salir del problema que trae sus situación particular, pero me da penita dejar de leer esta nove HERMOSA!

    Vic es un geniooo ayuda en todo al tierno, dulce, romántico, amoroso y lindo de su hermano =) <3

    espero el siguiente!!! MUACKS!

    ResponderEliminar
  3. Si k tiene suerte y mucha

    ResponderEliminar
  4. SUBI MAS DALE


    YA QUIERO SABER COMO SIGUE ESTO

    ResponderEliminar
  5. No estoy preparada psicológicamente para q se acabe en 2 capítulos :0

    ResponderEliminar
  6. Ame a Peter en esta nove es tan tierno :3 quiero masss

    ResponderEliminar
  7. ohh. he leído varios capítulos juntos. me encanta

    ResponderEliminar
  8. No puede ser que ya se acabe en 2 capítulos

    ResponderEliminar
  9. Me encanta tu nove la leo siempre

    ResponderEliminar
  10. se ba a acabar ya? solo dos capitulos?

    ResponderEliminar
  11. Alfin lali termino!! Ya no tienen qe preocuparse mas /esepto por la universidad de lali/

    ResponderEliminar