7 de mayo de 2013

Prólogo.





Julia no podía dejar de llorar. No era un llanto exagerado ni desgarrador, simplemente no podía dejar de llorar. Las lágrimas le resbalaban por las mejillas en silencio y ella iba secándoselas de vez en cuando con el pañuelo de papel que tan amablemente le había dado la azafata. En el último año de su vida se había subido a dos aviones; el primero, casi seis meses atrás, la llevó a Londres, donde perdió su corazón y recuperó su carrera profesional; el segundo la devolvía ahora a Buenos Aires, con un pedazo menos de alma, el corazón hecho añicos y enfadada como nunca antes lo había estado.

Bueno, ella ya era mayorcita, y sabía a lo que se arriesgaba enamorándose de un hombre tan complicado como Iván.

Tome otro pañuelo —le ofreció la azafata con una sonrisa—. Dentro de media hora llegaremos a Buenos Aires.

La azafata se fue y Julia, tras secarse las lágrimas, intentó serenarse. De eso sí estaba segura, en los últimos seis meses, a pesar del daño que le hubiera hecho Iván, había visto que su carrera valía la pena y que era buena en su trabajo, e iba a luchar por establecerse en Buenos Aires. 

Hubo un momento en el aeropuerto, antes de embarcar, en que creyó ver a Iván corriendo por uno de los pasillos. Permaneció sentada para ser de las últimas en embarcar, con la esperanza de que, como en las series de la tele, él apareciera y le dijera que la quería y que no cogiera aquel avión. Pero no. No apareció, y Julia pudo partir sin ningún tipo de problema. Una vez sentada, no podía dejar de recordar la última «conversación» que habían tenido. La tenía grabada en su mente. Y tampoco podía quitarse de la cabeza que ella le había confesado sus sentimientos, mientras que, si era sincera, tenía que reconocer que él nunca había dicho nada. Se había convencido de que Iván se lo decía con sus ojos, con sus caricias, pero en realidad nunca había dicho que sintiera nada por ella, y ahora eso resultaba más que evidente.

Los altavoces del avión anunciaron que iban a aterrizar. Con la mano enyesada le costaba un poco moverse, pero estaba tan cansada y tan enfadada que apenas se acordaba del yeso que cubría su muñeca izquierda. A esas alturas, que una moto la hubiese atropellado unos días atrás parecía una tontería. No había llamado a nadie, no sabía qué decirles, así que cuando saliera del avión y recogiera su maleta, tendría que tomar un taxi. Tal vez lo mejor sería llamar a Marcos; si su hermano mayor estaba en la ciudad, seguro que iría a buscarla y le daría ánimos. El problema era que a él no podría ocultarle la verdad, nunca había podido esconderle nada, y seguro que en cuanto la viera se daría cuenta de que algo muy grave le había pasado. Bueno, con los ojos rojos e hinchados de tanto llorar, tampoco hacía falta ser Sherlock Holmes para verlo. Se peinó un poco con la mano que no tenía enyesada y decidió que llamaría a Marcos, se instalaría en su piso de Buenos Aires, buscaría un trabajo que le gustara y se olvidaría de Iván Noiret. Los tres primeros objetivos eran fáciles, el cuarto tal vez le costara un poco más, pero estaba segura de que lo lograría.

El avión aterrizó y Julia bajó de él mucho más serena que al entrar. A continuación, llamó a su hermano. Marcos, tras un pequeño interrogatorio, le dijo que tardaría unos veinte minutos en llegar al aeropuerto.

Se quedó observando a la gente que llegaba y cómo eran recibidos por quienes los esperaban. Había unos cuantos hombres y mujeres de negocios cuya única bienvenida eran unos fríos carteles con sus nombres; un par de chicos que seguro que iban a Buenos Aires a estudiar y de los que al parecer se habían olvidado; una señora mayor a la que recibió su nieta con un fuerte abrazo; y sus preferidos, un hombre al que recibió su mujer. A ella nunca le había pasado eso. Ese día había llegado sola y llorando, una imagen nada alentadora, y seis meses atrás, cuando aterrizó en Londres, Iván...

Julia, peque. —La voz de Marcos la sacó de su ensimismamiento—. ¿Qué te ha pasado? —le preguntó su hermano mirando la escayola. Luego se centró en los ojos enrojecidos de Julia y se detuvo en los puntos que aún llevaba en la ceja.

Nada —contestó ella, y con la mano buena se frotó la cara. Marcos se sentó a su lado, la abrazó y ella lloró durante unos minutos. Después se apartó y lo miró a los ojos.Gracias por venir.

De nada. —Él parecía muy preocupado—. ¿Vas a contarme lo que te ha pasado? ¿Por qué llevas esta escayola y esos puntos en la ceja?

Luego. Ahora sólo quiero llegar a casa y ducharme. —Después de todo lo que había pasado, Julia sólo deseaba meterse debajo del agua para ver si así desaparecía el dolor—. ¿Te importa que hablemos más tarde?

No, no me importa. Sólo dime una cosa. —Él le cogió la maleta y empezó a caminar hacia la salida—. ¿Te lo ha hecho Iván?

El yeso y los puntos, no... —Se le entrecortó la voz—. Lo demás...

Entiendo —dijo Marcos, pero en realidad pensó que, tan pronto como le viera, iba a matar a ese infeliz—. No te preocupes. Cuando te sientas mejor ya me lo contarás.

Julia supo entonces que iba a sentirse mejor, que iba a recuperarse del accidente, que iba a encontrar un trabajo estupendo y que iba a olvidar a Iván. Y si cuando él descubriera la verdad iba a buscarla, se encontraría con una Julia muy distinta de la que había echado de su vida sin pestañear.

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¿Cómo les va? Acá les dejo el prólogo :D ¿Qué les pareció?
Firmen y esta misma noche les subo el próximo capítulo. 
Las quiero.



8 comentarios:

  1. Sube mas Chris!! me encanta!

    un beso amixiii! gracias por pasarte^^

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  2. Más!!! :D me gustó mucho el primer capítulo! besos

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  3. Me gisto mucho la nove aunqe no sea laliter igual la. Voy a leer ya qe tu adap. Son geniales

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  4. Empezando con la intriga=) quiero flashbabacks!! necesito saber la historia de ellos dos.. ay que buenos recuerdos me trae esta pareja =)

    espero mas noveee BESOS!

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  5. Me encantaaa y me encantan ellos

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  6. K escondera Ivan.No me cyadra k se sintiera atraido como cuando eran adolescentes y en esa atraccion no vaya incluido el amor.Sera k tiene miedo

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  7. No conosco a los protagonistas:/ ay muchas que son de otros paises y no los conocemos, deberias dejar a lali y peter

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