3 de mayo de 2013

Capítulo treinta y cinco.


¡¡MARATÓN, MARATÓN!!
+20 FIRMAS.




HOLA HOLA HOLA!! Lo siento por no subir antes, tenía muchos exámenes y me faltaba tiempo. Pero acá vuelvo con una maratón. Chiquis... el final se acerca...
MARATÓN!! Firmen :D

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CAPÍTULO 35.

Me restregué los ojos para ver la hora y me encontré cara a cara con Peter, que estaba todavía durmiendo a solo unos centímetros de mí. Sonreí y literalmente me lance sobre él, provocando que gruñera y que sus ojos se abrieran de repente. Se sentó rápidamente, sujetándome en su regazo y mirando alrededor de la habitación como si esperara que un asesino empuñando un hacha saltara sobre él en cualquier momento. Me reí y coloqué mis brazos en su cuello, abrazándole estrechamente.

¿Qué demonios, La? ¿Qué fue eso? —preguntó, sacudiendo su cabeza y todavía un poco aturdido.
En lugar de responderme, le besé. El respondió inmediatamente, sus brazos me acercaron más a él, hasta que estuve atrapada cerca de su pecho. Rompí el beso y me coloqué frente a él, sonriendo como una idiota. Anoche fue increíble. Las nuevas reglas me venían perfectas. Técnicamente no habíamos tenido sexo todavía, pero las nuevas reglas permitían muchas otras cosas estupendas.

Buenos días —ronroneé. Estaba tan feliz que todo mi cuerpo estaba hormigueando.

Sonrió. —Eso seguro —contestó quitándome de la cara mi enmarañado pelo. Todavía llevábamos solo las bragas y los calzoncillos cuando mi pecho se frotó contra él, causando que un pequeño gemido se escapara de mis labios. Sus manos acariciaron mi espalda hacia mi culo; cambió mi peso en sus piernas, obviamente cada vez más cómodo. Sonreí, pero ninguno de los dos habló, realmente no lo necesitábamos. Sólo me abrazó con fuerza sobre su regazo.



Sonrió. —Te quiero mucho, preciosa. Quiero despertar contigo por las mañanas, necesito hacer esto a menudo —susurró, pasando sus dedos por mi cabello, deshaciendo suavemente los enredos y nudos.

Yo también te quiero Pit. —Mi voz sonó clara e íntima mientras decía estas palabras. Besé su cuello y puse los dedos sobre sus hombros—. A partir de hoy se aplicarán nuevas reglas, ¿verdad? —pregunté, tirándolo hacia atrás y sonriéndole seductoramente.

Sonrió y asintió rápidamente. —Infiernos —murmuró, volteándome sobre mi espalda y colocándose sobre mí.

Reí por su impaciencia. —Solo me quieres por mi cuerpo —afirmé, usando las mismas palabras que la noche anterior usó él.

Movió la cabeza. —No, eso no es verdad, también te quiero porque haces un maravilloso queso a la parrilla —contestó en broma. Me reí y volteé los ojos, agarrando la parte posterior de su cabeza y poniendo su boca sobre la mía.
****
Cuando llegó el lunes por la mañana, estaba tan emocionada que apenas podía estar quieta. Cuando entré al colegio y fui a mi casillero, estaba un poco decepcionada al ver que Candela seguía con su brillante melena rubia. De repente cambió de un pie a otro, moviéndolo con espasmos como si estuviera incómoda. Sentía la sonrisa en mi cara mientras abría los ojos. Miré hacia sus zapatos. Eran los mismos que había tenido que «limpiar» el sábado. Ahogué la risa poniéndome la mano sobre la boca para evitar el ruido mientras ella retorcía otra vez el pie. Pablo y Euge venían distraídamente hacia mí.

Buenos días chicos —dije alegremente. Pablo frunció el ceño y me colocó su brazo alrededor de mis hombros, acercándome a él.

Suspiró. —Sabéis, os voy a echar de menos cuando el instituto termine y todos vayamos a la universidad. —Deslizó un brazo alrededor de Euge y de mí y nos abrazó con fuerza, besando la parte superior de mi cabeza. Antes de Peter, todo era más fácil. Euge y yo planeábamos ir a la misma universidad, siempre fue algo que soñamos: mudarnos a Nueva York y alquilar juntas un apartamento. Supongo que eso no podría suceder ahora. De ninguna manera me iría tan lejos de Peter, ni aunque se congelara el infierno. Solo tendría que elegir algo más cerca y así podría verlo todos los días. No tenía ni idea de cómo iba a darle la noticia a Euge, pero eso era algo para otro día, no quería pensarlo todavía.Abrí la boca para hablar, pero fui interrumpida por alguien que se aclaraba la garganta en voz alta. Levanté la vista para ver a Candela burlándose de mí.

Siento interrumpir este pequeño trió de friquis —dijo mirándonos lentamente.

Oh, ve a limpiarte algunas células del cerebro Candela. —Pablo se burló, moviendo la mano con desdén. Sonreí y apreté mi brazo en su cintura. Siempre cuidaba de nosotras. Candela frunció el ceño, pareciendo herida por un momento antes de cambiar su expresión a la de una zorra.

Quiero decirte algo, princesa de hielo —siseó, asistiendo con la cabeza hacia un lado.

Pablo apretó su brazo sobre mí y me sujetó en el sitio. —Sólo tienes que ir a socializar con los de tu especie Candela, las cabezas huecas están allí —dijo, señalando a un grupo de sus amigos que se reían histéricamente a un lado. Ella hizo lo que pareció un gruñido y sacudió su melena.


Todo está bien, necesito hablar con Candela sobre nuestro proyecto de historia de todas maneras. Somos compañeras desde el viernes. —Mentí, sonriéndole de forma tranquilizadora a Pablo. El frunció el ceño, pero asintió y dejó su brazo a un lado. Candela se dio la vuelta y se marchó sin decir nada, así que cogí mi mochila y la seguí por el pasillo.

¿Por qué él tiene un problema conmigo? —me preguntó, frunciendo el ceño con enojo.

Probablemente porque siempre te portas como una zorra con nosotras —le respondí de forma casual.

Su ceño se hizo más profundó cuando me miró. —¿Mis tareas? —pidió con frialdad, extendiendo la mano hacia ellas, obviamente decidiendo ignorar mi comentario sobre Pablo. Le entregué las tareas y recé para que no las mirara demasiado, le echó un vistazo entonces los metió en su mochila sin saber de los «añadidos» que había puesto. Sonreí un poco pensando en lo que le había dado. Esperemos que tuviera problemas con eso, aunque lo sabría en un par de días sin duda. 

Los siguientes días pasaron increíblemente rápidos. De acuerdo con mis planes, estropeé un poco todo lo que me pedía. Mis discusiones en el pasillo los días siguientes fueron entretenidas por decir algo. Pero, tres días después fue cuando la realidad se abrió como un abanico. La oí antes de verla. Estaba caminando por el pasillo cuando oí un grito frustrado viniendo hacia mí. Euge y yo nos volvimos, como todo el mundo en el pasillo, pero solo vimos a Candela retorciendo un trozo de papel con cara de rabia y gruñendo de frustración. La gente se arremolinaba a su alrededor tratando de calmarla pero sin conseguirlo. Levanté la vista y sus ojos se encontraron con los míos. Realmente me estremecí por la ira que vi en sus ojos. Ella se burló y se dirigió hacia mí, con más confianza y determinación en cada paso, mirándome a la cara. 

Tú, pequeña zorra —espetó venenosamente. 

—¿Qué? —pregunté, mi voz era un susurro. Esta era la parte que no había previsto, la parte que más temía. Estaba bien hacer todas esas cosas y jugar con ella cuando no lo sabía, pero la forma en que me miraba hacía que sintiera nauseas. Quería ajustarme al plan original y haber hecho sus malditas tareas correctamente. 

¿Qué? —repitió con sarcasmo—. ¿Qué? —Se burló de mí otra vez—. ¿Hablas en serio? ¡El trabajo de inglés que hiciste por mí el lunes me hizo tener dos días de castigo! ¡Ahora no podré practicar con el equipo y nuestra actuación en el partido del viernes se arruinará. Escribiste pene en mi trabajo ¿De verdad tienes la audacia de preguntarme qué? —Despotricaba. 

Me encogí de hombros. —¿Supongo que aceptarás mi renuncia al cargo de tu zorra personal? —ofrecí, levantando una ceja, tratando de parecer más segura de lo que me sentía. 

Se acercó a mí. —¿A qué demonios estás jugando? Sabes que te tengo a ti y al señor Lanzani por las pelotas. ¿Cómo se sentirá él cuando tenga que dejar su trabajo por una zorra barata como tú? —me preguntó tranquilamente. Yo esperaba que nadie la hubiera escuchado. 

La miré a los ojos y fingí estar confundida. —No estoy segura de lo que está pasando, Candela. ¿Qué tiene que ver el señor Lanzani conmigo? —pregunté, fingiendo inocencia. 

Frunció el ceño. —¿De verdad quieres ir por ahí? —preguntó, su voz era amenazadora y fría. 

No tengo ni idea de que estás hablando —mentí, tratando de parecer indiferente y mantenerme al margen. No estaba muy segura si lo estaba consiguiendo. Euge miraba a Candela como si quisiera matarla delante de todos. Candela rió, puso su cabello sobre el hombro con un gesto dramático y me sonrió dulcemente. 

Di adiós a tu educación en este instituto, Mariana. Tú y el Profesor Caliente estarán fuera —dijo suavemente como si estuviéramos hablando del tiempo. Giró sobre sus talones y caminó pasillo abajo. Miré a Euge tratando de no llorar. Me abrazó, acercándome a ella cuando todo el mundo empezó a murmurar sobre la explosión de Candela. 

Está bien, Lali. Todo va a estar bien, no tiene nada sobre ti y el plan de Vic es genial. Solo relájate —me susurraba, pasándome la mano por el brazo de forma tranquilizadora. 

Nos dirigimos a la cafetería, pero no tenía hambre. Me sentía enferma. Todo en lo que podía pensar era en Peter metiéndose en problemas por mi culpa. Necesitaba decirle lo que había pasado pero no quería que nadie me viera cerca de él y añadiera leña al fuego. Levanté la mirada a Euge y forcé una sonrisa. La gente me miraba preocupada y Pablo frunció el ceño. 

¿Te sientes bien? —preguntó, poniendo la mano en mi frente para ver si tenía fiebre. 

Asentí y le quité la mano. —Sí, estoy bien.  Quiero decir… —Me callé, esperando que entendiera lo que quería decir. 

Movió la cabeza Euge. —¿Quieres que lo haga? —preguntó levantando una ceja. 
Sonreí agradecida. Verdaderamente tengo la mejor amiga del mundo. Asentí rápidamente. —¿Te importa? 

Negó con la cabeza y tomó el resto de su sándwich. —Por supuesto que no. —Se volvió y besó a Nico ligeramente—. Te veré después de clase, ¿de acuerdo? Necesito hablar con el Sr. Lanzani sobre mi tarea de cálculo de la lección de hoy. —Mintió suavemente. Él le devolvió el beso, dándole una nalgada en el culo mientras se alejaba. 

Rogaba para que la genial idea de Vic nos ayudara si Candela decidía ir al director. Puede que nunca lo haga, puede que se convierta en una gran persona y me deje en paz. Puede que pase la página y todo esté bien. Vaya, cuantos puede ser… El sonido del móvil me sacó de mis preocupaciones. Al tomarlo y mirar la pantalla vi que era el número de Euge. Tragué saliva y respondí, no estaba segura de si quería oír lo que iba a decirme. ¿Y si habló con Peter sobre Candela y se volvió loco y ahora me odiaba? 

Hola —Mi voz apenas un susurro. 

Hola, preciosa —El sonido de la voz de Peter. Sentí que los ojos se me llenaban de lágrimas y levanté la vista al techo para asegurarme de que no se cayeran. 

Hola. ¿Has escuchado lo que pasó? —le pregunté, tratando de mantener un tono ligero y que mis palabras no comprometieran a nada para que nadie supiera de lo que estaba hablando. 

Suspiró en el teléfono. —Sí, Euge acaba de contármelo. Todo está bien, preciosa. Esperábamos esto, así que no es una sorpresa. No te preocupes por nada, todo va a estar bien, te lo prometo. ¿Confías en mí, no? —pregunto, su voz suave y reconfortante. Sonreí y cerré los ojos. Realmente no me lo merecía, todo en él era demasiado bueno para mí.

Por supuesto que lo hago —susurré. 

Será mejor que me vaya. Sólo ajústate a la historia; nadie le va a creer. Todo está bien, preciosa. Te juro que vamos a estar bien. Sólo no te preocupes e intenta relajarte. —Me instruyó. 
Te quiero Lali. 

Y yo a ti —conteste. El resto del día estuve al límite. Cada vez que Candela pasaba, me sonreía con complicidad. Euge fue genial; no me dejó ni un segundo, apoyándome y diciéndome que todo iba a ir bien. 

Cuando llegamos a la clase de cálculo no estaba Peter. Me senté y saqué mi libro de texto ignorando la forma en que Candela murmuraba con sus amigos, lanzándome miraditas mientras todos se reían en voz baja. Un par de minutos después entró la señorita French, se paró frente al escritorio de Peter y se aclaró la garganta para pedir atención a la clase. Todo el mundo guardó silencio y yo sentí que se me hundía el corazón. ¿Dónde está Peter? 

Clase, el Sr. Lanzani no puede dar clase hoy. Voy a sustituirlo porque lo han llamado en el último minuto. Busquen el próximo capítulo en sus libros de texto y empiecen a leer para que se prepararen para la siguiente lección con él. Quiero silencio por favor. Tengo papeles por corregir y si pudiera hacerlo sería estupendo. —Solicitó, arrojando el bolso sobre la mesa y tirando de la silla se sentó y empezó a corregir sus papeles. La gente empezó a murmurar. Miré a Candela y estaba sonriendo de oreja a oreja y me guiñó un ojo. Sentía frío por todo el cuerpo y el vello de la nuca estaba erizado. Obviamente no lo había dejado pasar. Un estudiante entró buscando a la señorita French, entregándole una nota. La leyó y miró hacia la clase. 

¿Mariana Esposito? El director quiere verte en su oficina —me dijo la señorita French, señalando la puerta para que me fuera. No podía respirar. No me preocupaba por mí, pero si Peter se metía en problemas entonces eso me haría más daño que nada. Cuando no pude retrasarlo más, caminé a través de la clase. Al pasar cerca de Candela, puso su pie en el pasillo, haciéndome caer. Por suerte pude agarrarme a la mesa que tenía enfrente antes de que me diera en la cara, pero la gente se rió, llamándome torpe. Estiré mi camisa, caminando hacia la salida de la clase con la cabeza bien alta. Necesitaba relajarme y estar tranquila. No iba a dejar que Peter se metiera en problemas por mi culpa, eso era lo que no tenía que perder de vista.
Cuando llegué a recepción fui hacia la oficina. En cuanto abrí la puerta vi a Peter sentado allí, una pierna sobre la otra, con la cara seria. No me sonrió pero tampoco frunció el ceño. Miré más allá de él y vi al director sentado detrás de su escritorio con una expresión grave en el rostro. Sentí que mi corazón se aceleraba al ver su mirada acusadora, sus pequeños y brillantes ojos marrones me miraban aburridos como si pudieran averiguar la verdad sin hablar. Por favor, no me dejes estropearlo.




31 comentarios:

  1. ups la estúpida de Candela habló, es una TARADA!!!! ahora solo queda rezar para que el plan de Vic funcione.. la llamada con complicidad e Eugo me mato de amor! <3

    espero mas noveeee
    besos!

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  2. mas por favor no nos dejes con la intriga

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  3. masss suve otro hoy... mas porfis
    siiii

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  4. ojala y no le crea a candela el directior

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  5. sube mas! quiero saber qe sige

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  6. tienen "evidencias" asi que no le pude creer a candela

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  7. que tonta Candelaaaa!

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  8. espero que el plan funcione y no los separen, esta muy buena la historia

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  9. yo me mato si me pasa jajaja

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  10. sube otro capitulo porfavor

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  11. apuesto a que no los decrubren, bueno eso espero

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  12. Que intriiiga, quiero mas!

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  13. Hola. Yo leo siempre tu novela pero no me conecto mucho y a veces me olvido de comentar

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  14. me encantó el cap. a ver que hace el director

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  15. siguela me dejaste con la duda .....

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  16. holaa, acabo de crearme un blog y he dejado la intro de tres posibles noves laliter, te pasarias a decirme cual te gustaria leer?

    subee maass me dejaste con la intriga acabo de engarcharme a tu nove, ahora que tengo blog te firmare siempre que pueda.

    mi blog es: locaxlaliter.blogspot.com.es

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  17. aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa mas noveeeeeeeeeeee

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  18. Subi mas noveeeeee!!!!!

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  19. Quiero mas,me quede s medias.Jajaja.

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