6 de mayo de 2013

FINAL.





Estoy tan nervioso que me siento mal —murmuró Peter, sacudiendo la cabeza, agarrando mi mano con fuerza. Sonreí y traté de fingir que yo estaba segura, de que todo estaría bien, cuando en realidad sabía que no lo estaría. Estábamos a punto de decirle a mis padres que él era mi maestro, que estuvimos juntos desde el verano pasado y que nos mudábamos a Nueva York juntos. Esto no iba a terminar bien en absoluto.

¿Preferirías que les dijera por mi cuenta y luego presentarte mañana? Tal vez esa sería una mejor idea —sugerí, haciendo una mueca.

Peter sacudió la cabeza y frunció el ceño. —No voy a dejarte que hagas eso tú sola —protestó. Él asintió con la cabeza hacia la puerta—. Vamos, preciosa. Vamos a hacer esto.

Tomé una respiración profunda y metí la llave en la cerradura. Metí a Peter dentro de la casa conmigo y cerré la puerta silenciosamente detrás de nosotros. Le sonreí tímidamente antes de ir de puntillas y presionar mis labios en los suyos, besándolo suavemente.

Te amo. ¿Si ellos me echan puedo quedarme en tu casa? —susurré, mirándolo con esperanza.

Él sonrió. —Por supuesto que puedes. Es realmente malo de mi parte esperar que te echen, ¿no? —respondió él, guiñándome el ojo. Me reí y golpeé su pecho con la palma de mi mano, asintiendo hacia el salón. Él sonrió y me besó en la frente suavemente—. Te amo también, por cierto. 

Cerré los ojos y tomé un par de respiraciones profundas antes de encaminarnos al salón, viendo a mis padres sentados allí viendo TV, acurrucados en el sofá, compartiendo un tazón de palomitas de maíz. Mi mamá nos vio primero. Ella sonrió feliz, pero luego sus ojos se fijaron en Peter que estaba de pie ligeramente detrás de mí, todavía sosteniendo mi mano en un agarre feroz. Su sonrisa se convirtió más en una educada expresión perpleja mientras lo miraba con curiosidad, como si tratara de averiguar si ella lo conocía o no.

Er, hola chicos —murmuré, notando cómo mi voz temblaba con los nervios mientras hablaba.
Mi padre, entonces, levantó la vista del televisor y frunció el ceño, su expresión convirtiéndose en el policía malo que acontecía cada vez que conocía a un chico que traía a casa para conocerlos.

—Hola, calabaza —respondió él, su voz tensa, con los ojos fijos en Peter.

Yo estaba sudando. Podía sentirlo formándose sobre mi labio superior, cuando estaba tan nerviosa.
Er, bueno, tengo a alguien que quiero presentarles —empecé, sin saber cómo iba a poner en marcha esta conversación—. Este es Peter Lanzani. —Tiré de él un poco hacia delante, asintiendo en su dirección—. Peter, estos son mis padres. Peter sonrió y dio un paso adelante con la mano extendida. Mis padres se levantaron, también, los ojos de mi madre parpadeando preocupados hacia mi padre. Ella evidentemente sabía cómo era él también.

Es agradable conocerlos, Sr. y Sra. Esposito. He oído hablar mucho de ustedes —dijo Peter con confianza. Mi padre levantó una ceja mientras tomaba la mano que Peter le ofrecía y se la estrechó.

¿En serio? Bueno, nosotros no hemos oído absolutamente nada sobre usted —respondió él, con voz áspera. Peter se echó a reír nerviosamente.

Sí, lo sé. Siento eso, fue una pequeña complicación. —Estrechó la mano de mi mamá también; ella me estaba mirando con curiosidad, probablemente preguntándose por qué estaba allí de pie con los dientes apretados y las manos apretadas en puños—. Lali y yo tenemos algunas cosas que tenemos que explicarle. No estoy muy seguro de cómo decirlo realmente .

La dura mirada de mi padre se volvió hacia mí. —¿Quién es éste entonces, Mariana? —preguntó él. Me estremecí; y yo sabía que él estaba ya molesto porque casi nunca me llamaba Mariana, siempre calabaza.

Me aclaré la garganta. —Este es mi novio —le contesté, tratando de sonar confiada.

La ceja de mi papá se elevó aún más. —Un poco viejo para ti, ¿no es cierto? —respondió él, sus ojos sin dejar los míos.

No en mi opinión, pero estoy segura de que en la tuya lo será —estuve de acuerdo, deslizando mi mano de nuevo en la de Peter, apretándola suavemente—. Necesitamos hablar de algunas cosas. Estoy segura de que no te va a gustar, pero ¿podrías escúchanos, por favor? —le pregunté, mirándolo suplicante. Nos sentamos en el sofá  —Está bien, ¿así que recuerdas que te dije que yo estaba saliendo con un chico el verano pasado pero que nos separamos? —le pregunté, haciendo una mueca.

Mi padre asintió. —Sí, un chico llamado… —sus ojos se posaron en el amor de mi vida—, Peter —concluyó. El entendimiento cruzó sus facciones antes de que sus ojos se entrecerraran. —¿Un año? ¿En serio, has estado saliendo durante casi un año y apenas lo has traído a casa? —gritó, sacudiendo la cabeza con enojo. —Sabes que me gusta conocer a tus novios, Mariana. ¿Por qué estamos conociéndolo ahora? —preguntó papá, mirando de nuevo a Peter. Este se removió en su asiento y yo sabía que él estaba a punto de hacerse cargo de la conversación. 

Sr. Esposito, conocí a su hija el verano pasado y no sabía qué edad tenía. Pensé que era mayor de lo que era. Empezamos a salir y pasarlo en grande. Pero entonces, al final del verano Lali volvió al instituto y… bueno, averiguamos que Lali en realidad era mi… —él tomó una respiración profunda antes de terminar la frase—, estudiante. Yo terminé la universidad y me fue ofrecido un trabajo en la escuela de Lali. Soy su maestro de cálculo. Bueno, lo era, ella obviamente se graduó ahora —explicó él. 

¡Saca tus malditas manos fuera de mi hija! —gritó en señal de advertencia. Peter asintió y soltó mi mano de inmediato, sosteniendo sus manos inocentemente. —¿Usted ha estado utilizando su posición en el instituto para salir con mi hija como una especie de psicópata pedófilo? —escupió mi papá. Él señaló hacia el otro sofá donde estaba sentada mi madre con sus ojos y la boca abiertos de par en par, viéndose como si estuviera en shock—. Sal de ahí y siéntate con tu madre, Lali. ¡Voy a hablar contigo más tarde! Me levanté y sacudí la cabeza. Yo no iba a dejar que esto terminara en una pelea, claro que podía entender que estuviera enojado, pero no lo dejaría hablarle a Peter así. 

No tienes derecho a estar mirándolo de la forma en que lo haces. Él es una persona increíble y sin embargo, ¡estás mirándolo como si fuera basura! —grité enojada. 

La mandíbula de mi papá se tensó mientras su rostro se volvió de un tono más oscuro de rojo. 
¡Él es basura! Por favor, dime que ustedes dos no han tenido… —él se fue apagando, su ceño profundizándose. 

Esperamos hasta que cumplí dieciocho años —mentí, haciendo una mueca, con la esperanza de que él no vería a través de mí. —Eso era lo que Peter quería. Hemos decidido que debería ir a la universidad que siempre quise, la de Nueva York —afirmé. 

¡No hay ninguna maldita oportunidad de que eso suceda! —rugió mi padre, haciendo que mis oídos timbraran por lo alto el tono. —¡No te permitiré que te mudes cruzando la mitad del país con un pervertido! —gritó él. 

¡Peter no es un maldito pervertido, maldición! —grité enojada—. No voy a dejarte que sigas hablando de él así. Yo lo amo. Si no puedes ver lo feliz que me hace entonces ese es tu problema, no el mío. ¡Voy a irme con él a Nueva York y ese es el final de esto, ninguna discusión se necesita aquí! —despotriqué, apretando mis puños con rabia. Quería golpear algo. 

¿Así que estás diciendo que vas a estar con él y mudarte con él, sin importar nada más? —preguntó mi papá, su voz rompiéndose mientras me miraba. Su emoción era evidente en su rostro a pesar de que obviamente estaba tratando de mantenerse firme. —Podría hacerlo arrestar; es ilegal que un profesor salga con una estudiante. No importa que estés graduada, todavía podría denunciarlo —afirmó, sin abrir los ojos. 

Señor, amo a su hija. Cómo nos conocimos fue lamentable, pero yo no lo cambiaría por nada del mundo. Estaré aquí por tanto tiempo como ella me quiera aquí —respondió él, con los ojos fijos en los de mi padre, su sinceridad clara en el tono de su voz. Mi padre miró a mi madre quien negó con la cabeza con fuerza. Yo lo vi apretar la mandíbula mientras parecía tomar su decisión. 

Si la lastimas juro por Dios que traeré un montón de mierda sobre ti y te arrepentirás del día en que oíste el nombre de Mariana Espósito —advirtió, su voz amenazadora y llena de promesa. 

Señor, yo nunca me arrepentiré, ella es lo mejor que me ha pasado. Le doy mi palabra de que nunca la lastimaré —prometió mientras sostenía su mano hacia mi padre como una especie de ofrenda de paz. 

****

¿Preciosa? —Podía oírlo vagamente, mi mente era como una niebla, no tenía ni idea de lo que estaba pasando—. ¿Preciosa? —dijo  Peter un poco más fuerte. Su voz cortando a través de la niebla, poco a poco trayéndome de vuelta a la realidad. Gemí y entreabrí un poco mis punzantes ojos, mirando hacia la voz—. Preciosa, tienes que despertar, tenemos visitantes —susurró Peter, acariciando el lado de mi cara. 

Todavía estoy cansada —me quejé, bostezando. Cerré los ojos de nuevo, queriendo sólo otra hora más de sueño, tal vez incluso sólo diez minutos más serían suficientes. Sentí sus labios presionar contra los míos; sonreí contra sus labios y lo besé con cansancio. No estaba, sin embargo, demasiado cansada para notar el pequeño escalofrío que corrió por el largo de mi columna vertebral, o el cosquilleo en mi estómago, o cómo el pelo en la parte posterior de mi cuello parecía picar. Sus besos nunca dejaban de sorprenderme, aunque debería haber estado acostumbrada a ellos ya. Envolví mis brazos alrededor de su cuello y lo atraje más cerca de mí, haciéndole caer a mi lado en la cama. Él se rió y se apartó un poco mientras deslizaba mi mano hacia arriba por la espalda de su camiseta, hundiendo mis dedos en su piel. 

No demasiado cansada para eso, ¿eh? —bromeó él, besándome otra vez ligeramente Me reí y sacudí la cabeza. 

Nunca demasiado cansada para eso, ya lo sabes. —Le guiñé un ojo sugestivamente y él me sonrió. Nunca me acostumbraría a esta felicidad, este júbilo que sentía en su presencia. Peter era y sería siempre, lo mejor que me ha pasado. Bueno, en realidad, tal vez él era la segunda mejor cosa... —Estaba soñando contigo —murmuré, presionando mi rostro en el costado de su cuello mientras me acurrucaba más cerca de él. Él se echó a reír. 

Oh, ¿de verdad? ¿Y qué estábamos haciendo? ¿Algo sucio? —preguntó, señalándome ligeramente. 

Sonreí y me aparté para mirarlo. —No en realidad. Estaba soñando con el día en que le dijimos a mis padres sobre nosotros —le contesté. 

Hizo una mueca y silbó entre dientes. —Tuviste una pesadilla entonces —dijo él, ahuecando el lado de mi cara. Me reí y agarré su camiseta, rodando sobre mi espalda, tirando de él encima de mí, pero inmediatamente levantó el peso y se cernió sobre mí. 

Sí, tuve una pesadilla, ¿quieres hacerme sentir mejor? —ronroneé sugestivamente. 

Él gimió. —Preciosa, tenemos visitantes. Voy a tener que dejarlo para después —respondió, inclinándose y besándome un lado de mi cara. Enredé la mano en la parte posterior de su pelo mientras sus labios viajaban a través de mi piel, haciéndome gemir en voz baja. Su mano se deslizó por mi cuerpo, haciéndome morder mi labio y arquearme hacia él. De repente la puerta del dormitorio se abrió y oí pequeños pasos corriendo por la habitación, el colchón hundiéndose y escuché un sonido de risitas. Sonreí mientras Peter suspiraba y se alejaba de mí, de algún modo pareciendo reacio; mi conjetura era que había olvidado que teníamos visitantes. Me sonreí y me senté; sonriendo al chico de cuatro años que estaba saltando sobre el extremo de mi cama como si fuera un trampolín. Era tan guapo como su padre, con pelo y ojos marrones. 

Iván Lanzani, deja de saltar en mi cama y ven a dame un abrazo —le ordené, apuntando hacia mí, haciendo un mohín. Él gritó y se dejó caer sobre su trasero, haciendo que el colchón gimiera de protesta. Él sonrió y se arrastró hacia mí, envolviendo sus bracitos alrededor de mi cuello, abrazándome fuertemente. 

Tía bombón, ¡te lo perdiste! —sonó él. Rodé los ojos. ¡Ese maldito muchacho todavía no le había dicho a su hijo que dejara de llamarme así! 

Tú también, Iván. ¿Dónde está tu papá? —le pregunté, besando su frente, haciéndole retorcerse y limpiarlo con brusquedad. A él no le gustaba ser besado por chicas. No como su padre... 

Papá está en la cocina comiéndose el pastel ya —él respondió. 

Di un grito ahogado y miré a Peter, que inmediatamente saltó de la cama y corrió hacia la puerta gritándole a Vic que dejara el pastel de cumpleaños hasta que todos los demás llegaran. Le sonreí de vuelta a mi sobrino; él se veía muy lindo hoy en su camiseta de Generator Rex que le había comprado la semana pasada. 
Me levanté de la cama y gemí. Yo no había dormido muy bien anoche, otra vez. Solo había ido a recostarme hace una hora antes de que todos llegaran. De hecho, me vendría bien dormir todo el día de hoy sólo para compensar por ello. Cambié mi camisa con Iván saltando en mi cama, hablándome de este nuevo juguete que había visto y que desesperadamente quería para Navidad. Iván y yo éramos cercanos, probablemente porque durante el último año, cuidaba de él mientras Vic estaba en el trabajo. 
Él parecía, de alguna manera, un poco como mi hijo también, sin duda lo quería como si fuera mío. 

Vamos entonces, pollo, vamos a ir a ver a todos —sugerí, extendiendo mi mano hacia él cuando estuve vestida y había cepillado mi pelo. Él tomó mi mano y se mantuvo saltando a mi lado mientras salía de la habitación y bajaba las escaleras hasta donde pude oír voces. Una gran cantidad de voces. Sonaba como que todo el mundo ya estaba aquí. Tan pronto como entré en la cocina, me vi envuelta en un abrazo por Mery. 

¡Lali! ¿Te sientes bien? ¿Peter dijo que tuviste una mala noche? —preguntó, mirándome con preocupación. 

Agité la mano con desdén. —Estoy bien, no te preocupes por eso. 

Me volví a ver a mis padres riendo y hablando con Agus y Vic. Todos ellos lo pasaban en grande, los Esposito y los Lanzani eran como una familia extendida grande. Todo se arregló entre Peter y mis padres con bastante rapidez. Ellos vieron lo bueno que él era para mí y lo que estaba haciendo por mí al mudarse a Nueva York y dejarme ir a mi universidad ideal. En realidad, lo trataban ahora como al hijo que nunca tuvieron. Era increíblemente dulce ver cómo se desvivían y bromeaban un poco con él. 

Cuando mis cuatro años de universidad hubieron terminado, nos mudamos de vuelta aquí para estar más cerca de nuestras familias. Eso había funcionado muy bien, también, teniendo en cuenta que Vic había conseguido embarazar a una chica de una sola noche. La chica le había dicho que iba a hacerse un aborto porque no quería estar atada a un niño, pero él había logrado convencerla de no hacerlo. Tan pronto como dio a luz, ella firmó la custodia completa a Vic, ni siquiera había vuelto a verlo en cuatro años. Era muy triste porque Iván era increíble; ella se estaba perdiendo un chico maravilloso. 
Vic era tan totalmente opuesto a lo que yo pensaba que sería. Nunca me lo habría imaginado como un padre soltero, pero lo logró totalmente. Esperaba que algún día conociera a una chica agradable. 

Alguien me agarró de los hombros y me dio la vuelta tan rápido que en realidad me sentí un poco mareada. Miré hacia arriba para ver a Pablo y a su esposa, Olivia. Sonreí y lo abracé con fuerza. 

Hola chicos, ¡gracias por venir! —dije. 

Pablo sonrió y me miró como si estuviera loca. —Yo no me perdería esto por nada del mundo, es tradición —respondió. Me reí y abracé a Olivia también. Euge no pudo venir hoy; ella estaba fuera viajando por el mundo en este momento. Una ovación estalló a mi alrededor, así que me volteé en la dirección de la puerta para ver a Peter entrar. Sonreí alegremente, mi corazón adolorido de amor por él y la cosita que tenía en sus brazos. 

¡Mamá-mamá-mamá-mamá-mamá! —gorjeó ella, tendiendo sus brazos regordetes por mí. Sonreí y la tomé en mis brazos, sonriendo. Mi bebé. 

Hola ahí, hermosa —susurré, acariciándole el pelo suelto. Allegra no fue planeada; ella fue un accidente completo, pero fue el mejor maldito accidente que me había ocurrido. 
Estaba cumpliendo un año hoy y según la tradición Esposito, estábamos almorzando aquí, en nuestra casa. Claro, ya no éramos más exactamente los Esposito, Peter y yo nos habíamos casado mucho tiempo antes de que Allegra naciera, pero la tradición todavía se mantenía. 

Peter se acercó a mi lado, envolviendo sus brazos alrededor mío y besando el lado de mi cabeza mientras Allegra enterraba su cara en mi pelo, sus bracitos regordetes envueltos alrededor de mi cuello mientras la gente comenzaba a cantarle feliz cumpleaños. Sonreí y besé la parte superior de su cabeza.
La acomodé en su silla mientras mamá y Mery empezaban a quitarle las cubiertas a todos los postres en la encimera, repartiendo tazones y cucharas para todos. 

¡En este momento, voy por tres años en fila! —dijo Peter, sonriendo con orgullo mientras sonreía en dirección a mi padre. 

Pablo resopló con disgusto. —En tus sueños, chico-nerd. 

Chicos, chicos, sólo dejad la charla basura. Todos parecéis haber olvidado algo —dije. Todos me miraron con curiosidad. Sonreí y deslicé mis manos hacia mi vientre hinchado. 

Tengo seis meses de embarazo y estoy comiendo por dos. ¡Les voy a patear el culo este año! 

FIN
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AAAAAAY, estoy tan feliz de acabar ya esta adaptación... jajajaja.
¿Qué les pareció? ¿Cuánta puntuación le darían a la adaptación? Quiero comentarios de qué os ha parecido la adaptación ajajajajaja.

MUCHAS GRACIAS a todas las personan que han estado firmando cada día a lo largo de este proceso. Gracias a ustedes ha sido fantástico. Me alegro mucho que os haya gustado la novela.
Para mi es uno de mis libros favoritos, y quería que ustedes lo "leyesen" jajajajaja.

Mi próxima adaptación no sé de que libro será... estoy sopesando algunas opciones. Lo que sí os digo es que no será sobre Lali y Peter, sino de Iván y Julia (Otra de mis parejas de ficción favoritas) Quiero saber si me leerán aunque no sean laliter....
Estoy segura que amaréis a esta pareja. Son amor, sino miren la imagen....


Bueno chicas, espero que hayan disfrutado muchísimo de esta adaptación, más de lo que lo hice yo.
Las quiero, y gracias por dejarme compartir este libro con ustedes :D






9 comentarios:

  1. Sorry si en estos dias no estuve, pero tuve muchas cosas que hacer, mañana sin falta me voy a poner al dia :)
    Besos

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  2. Buenisimo k su padre aceptara ,crei k pondria mas problemas.Vic se merecia una pareja ,pero feliz x hacerse cargo d su hijo,no todos los hombres serian capaces .Aunque mi prioridad son Peter y Lali no voy a dejar d leer lo k publiques.

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  3. Yo Si leería una nove de Iván y Julia , ellos fueron mi pareja favorita en el internado , soy julivanista ( creo que así se le dicen a las fans de ellos no ? ) ! , si l subes cuenta conmigo como lectora
    Ya me puse al día yeiii !!
    Me encantooooo el final !
    Espero la próxima noveeee!
    Besos Inna !!
    @soficris21

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  4. me encanto la adaptacion estuvo muy lindaaaa
    a mi tambien me encantan ivan y julia...te leere igual :D

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  5. ame este libro es uno de mis favoritos tambien :) me encanto leerlo, me encanta el "Tia bombon" dios que dulce :3 y "fue el mejor maldito accidente" jajajaa amo este libro podria leerlo una y mil veces, hay amo el internado, sus parejas y todo eso jaja jugdhjakd gracias por ponerlo :) <3

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  6. Yo le daria a la adaptacion un 1000000000000000 me encanto super linda

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  7. Ayyyy me encanto el final no queri q esta novela se terminará me encanto la historia ( no tiene segunda parte?)
    Le doy un 10 los personajes me encantaron pasionales pero amorosos y aventureros :3
    Gracias por compartirla con nosotras

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  8. Ián y Julia ME ENCANTAN!!!! el internado es una de mis series faoritas, aunque para i gusto lafastidiaron por alargarla tanto, pero me la he tragado enterita, episodio or episodio, y la relación de Ivá y Julia era muy especial, sobre todo por el caracter de él que es tan dificl la criatura jajaja sincero y directo a más no poder vamos jajajaja

    encantada de leer esa adaptación =) y miles de gracias por compartir este libro con nosotros =) MUACKS!!!

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