5 de mayo de 2013

Capítulo treinta y ocho.

+20 FIRMAS.


Preciosa, ¡lo único que tienes que hacer es solicitar tu admisión para la universidad de tus sueños! —demandó Peter mirándome con severidad, usando esa voz de maestro que tenía. 

No —murmuré. 

Él gimió frustrado.—¡Lali por el amor de dios, no hagas esto! Has tenido el corazón en esa universidad desde siempre, tú misma lo dijiste, así que sólo rellena el papel ¿Qué daño puede hacer? —preguntó, envolviendo con un brazo mi cintura y jalándome hacia él.

¿Cuál es el punto? ¡Ya no quiero ir! Me quiero quedar aquí, así voy a estar más cerca de ti —gemí enterrando la cara en su pecho. No quería mirarlo, sabía la cara que pondría en este momento, la de cachorrito de ojos suplicantes, no quería verlo porque necesitaba mantenerme firme.

Solo llena el papel para pedir tu admisión, es lo que quieres, después… —comenzó, pero lo interrumpí antes de que pudiera terminar. 

No— dije terminante. Él me acarició suavemente la nuca, su cuerpo tenso. Era evidente que no le gustaba esta conversación tampoco. Ahora estaba tumbada sobre él. 
Puse los brazos a ambos lados de su cabeza y sonreí. Era tan increíble, y lo amaba tanto; un pequeño sacrificio en mi educación no era nada considerando lo que podría lograr a cambio, estando con él. 
Estábamos en una buena racha y ésta era la recta final. Solo tres meses más de escuela y luego ya no sería ilegal que saliéramos. Yo estaba por cumplir los dieciocho años en un par de semanas, así que ya no tendría que sentirse culpable porque fuera una menor. Al parecer era lo que él estaba esperando. 
El último obstáculo por superar: terminar esta estúpida conversación sobre las relaciones a larga distancia. 

¿Podemos dejar de hablar sobre esto por el momento? —supliqué, haciéndole un mohín. Frunció el ceño y sacudió la cabeza. 

Mira, solo llena la aplicación para la universidad. Hazlo por mí. Si te aceptan, lo hablaremos. No tienes que tomar una decisión en este momento ¿de acuerdo? Si aplicas tendrás otra opción y en un par de meses, si ya te has hartado de mí, no te hará feliz haber tirado la oportunidad de ir a la universidad de tus sueños —declaró mirándome directamente a los ojos, con las manos sosteniendo mi rostro para que no pudiera apartar la mirada. 

Peter, ¿realmente es eso? Tú no quieres que me vaya, ¿no? Porque... ya sabes —me encogí de hombros no queriendo saber la respuesta. 

¿Realmente te volviste loca, preciosa? ¿Debo empezar a preocuparme porque has perdido la cabeza? —bromeó juguetonamente. Lo miré con curiosidad sin saber de qué estaba hablando. Se rió y pasó una mano por mi rostro—. Olvida esos pensamientos ahora mismo, ¿de acuerdo? Si te fueras te extrañaría más que nada, ni siquiera sabría cómo salir adelante. Sin duda, tendría que empezar a trabajar en el club de nuevo para poder pagar la factura del teléfono. Estaría llamándote todo el tiempo. Lo único que quiero es que vayas a la universidad que has soñado, pero no quiero tener que estar lejos de ti. Si no me hubieras conocido te irías para hacer lo que siempre quisiste hacer con tu mejor amiga. Rellena la la solicitud a la universidad de tus sueños —rogó, pegando su nariz a la mía—, solo rellénala. Nada más. Si te aceptan y sigues pensando que no quieres ir, no vayas. Solamente no desperdicies la oportunidad. Por favor. 

Acepté de mala gana. Sin embargo, no tenía ninguna duda, si me aceptaban, iba a rechazar el puesto. No iba a mudarme a Nueva York. Estaba sobre mí, con el cuerpo relajado y los hombros flojos, con una hermosa sonrisa cruzando su rostro. 

Gracias, preciosa —susurró, besándome otra vez. Envolví las piernas alrededor de su cintura con fuerza, aplastando su cuerpo contra el mío. Mi emoción alcanzó su punto máximo cuando su peso me aplastó hacia abajo en el suave colchón. —Así que, acerca de este fin de semana desnudo...— dijo con voz apagada, ahuecando mi cara y besando la punta de mi nariz. Sonreí. ¿Hablaba en serio?

¿Qué pasa con eso? —pregunté. Peter suspiró. 

–—Me temo que va a tener que empezar el sábado en la noche. Hay algo que tengo que hacer durante el día, así que no puedo verte —dijo encogiéndose de hombros mientras se levantaba, sentándose a mi lado en la cama. Fruncí el ceño ante su comentario

¿En serio? ¿Qué te traes entre manos? —pregunté, tratando de no sonar como una novia obsesiva solo porque estaba ocupado un día. Sin mí. Sonrió y se encogió de hombros. 


Tengo algunas compras que hacer. Una chica que conozco cumplirá años pronto así que tengo que comprarle un regalo. 

¿Qué pasa si esa chica no quiere nada para su cumpleaños? —repliqué, envolviendo mis brazos alrededor de su cuello. Rió y pellizco mi nariz, rodando sus ojos juguetonamente.

Mala suerte para ella, supongo. Suspiré dramáticamente.

Peter, no tienes que comprarme nada. No quiero que te gastes tu dinero en mí —insistí haciendo un mohín de nuevo. De verdad no quería que me comprara un regalo, su tiempo y compañía eran más de lo que podría desear. Pasó la mano por mi espalda, deteniéndose cuando llegó a mi trasero, una de sus manos empujó hacia abajo la parte trasera de mis jeans, acariciando con el dedo a través de mi ropa interior, lo que hizo que todo el cuerpo doliera de necesidad.

Voy a comprarte un regalo, preciosa. No todos los días tu novia cumple dieciocho años. Es un cumpleaños especial, uno que debes recordar siempre. Quiero darte algo que puedas usar y recordar también —explicó encogiéndose de hombros—. ¿Hay algo que quieras mucho para tu cumpleaños? Quiero decir, sé lo que quiero darte, pero si tienes en mente algo en especial, puedo regalártelo también. 

En realidad hay una cosa que quiero. Y tú eres el único que puede dármela. —Me hice la interesante besando la base de su garganta.

—¿Y qué es eso? —gruñó con voz ronca. Me moví hacia arriba para mordisquearle el borde de la mandíbula. Su agarre apretándose sobre mí. —Lali, mierda, me encanta cuando haces eso —se quejó sin aliento. Sonreí con orgullo y besé su oreja, mordiendo suavemente el lóbulo antes de hablar.

Quiero pasar mi cumpleaños contigo. Quiero una noche en la que nos olvidemos de todo, una noche donde pongamos todo a un lado y seamos solo Peter y Lali Quiero una noche donde no haya límites. Eso es lo único que quiero para mi cumpleaños —susurré. Gimió y me eché hacia atrás para mirarlo con curiosidad, rezando para que aceptara. Si había algo que haría mi decimoctavo cumpleaños especial, sería tener cada parte de Peter, cuerpo, mente y espíritu.

Eso… —comenzó frunciendo el ceño, luciendo como si estuviera eligiendo sus palabras con cuidado.
La decepción me dolió en la boca del estómago, sabía que estaba a punto de decir que no.
Seguro que no quería volver a exponerse a sí mismo, así que realmente no debería haber preguntado. Sacudí la cabeza con aire de culpabilidad.

Lo siento, olvídalo. No debería haberlo pedido— murmuré, ruborizándome por la vergüenza de haberme lanzado de esa forma. Suspiró y puso su dedo debajo de mi barbilla levantándome la cabeza, de modo que tuve que mirarlo. Sus ojos grises buscaron los míos y ninguno de los dos habló durante un par de minutos. Me perdí en ese hermoso color, eran fascinantes.

De acuerdo —susurró al fin, asintiendo lentamente. Jadeé mirándolo con los ojos muy abiertos. Me reí ante la ridícula situación en la que estábamos, me mordí el labio tratando de contenerme, probablemente me veía como una loca. Todavía no le había dicho nada a cambio y Peter lucía un poco confundido ahora.
Negó con la cabeza y sentí que me ardía la cara.

Está bien. Lo siento, no debí haberlo pedido. Vamos a esperar hasta después de la graduación —dije tímidamente. Sonrió, con los ojos recorriendo mi rostro lentamente, como si quisiera memorizar cada parte

¿Crees que no quiero estar contigo, Lali? Por supuesto que sí. Estar contigo me vuelve loco; a veces deseo tanto hacerte el amor que duele. Eres tan hermosa que acabas con mi cordura —susurró enmarcando y acariciando mi rostro con sus pulgares—. Quiero hacer que tu cumpleaños sea especial; si eso es lo que quieres, entonces eso es lo que haremos. 
Acarició mi rostro otra vez antes de presionar sus labios contra los míos tan ligeramente que apenas pude sentirlos. La felicidad me consumía mientras los pensamientos de hacer el amor con él empezaban a correr por mi mente.

¿En serio? —pregunté, solo necesitaba que me lo confirmara una vez más, para estar segura de que no había vuelto a deslizarme en otra de mis fantasías sobre Peter. Asintió.

Sí, preciosa. Quiero darte todo por tu cumpleaños, si soy yo lo que quieres, entonces me tendrás —susurró con ojos brillantes de amor y adoración haciendo que el corazón me estallara en el pecho. Le di un beso en agradecimiento.

Eso es todo lo que quiero. Solo a ti —confirmé y me sonrió.

De todas maneras tendré ocupado el próximo sábado —afirmó dejándonos caer en la cama de nuevo, lado a lado, envolviéndome en sus brazos con fuerza—. Y tengo una condición —agregó—, si vamos a tener una noche, también quiero el día. El día entero contigo. Tu cumpleaños es el sábado, quédate conmigo desde el viernes por la noche para poder despertar contigo. 

Peter, no puedo. Por mi padres. Voy a tener que pasar tiempo con ellos también. —Frunció el ceño.

A las diez entonces. Puedes desayunar con ellos, y luego pasar el día conmigo. Gemí y negué con la cabeza.

Peter, normalmente mi mamá hace algo para el almuerzo, hace un montón de pasteles y postres, y terminamos comiendo comida chatarra para el almuerzo. Es como una tradición —expliqué con una mirada de disculpa. No podía romper con la tradición, mis padres se enfadarían. Si pudiera lo invitaría al almuerzo, pero su estúpido trabajo lo hacía imposible, una vez más. Él suspiró y presionó su frente contra la mía.

Muy bien, te recojo después de comer, pero no más tarde —replicó disparándome su mirada más seria. Sabía que no habría problema. Asentí y me encogí de hombros. Sonrió—. Genial, pero para que lo sepas, éste es el último cumpleaños en el que no despertaré contigo. ¿De acuerdo?

Diablos sí —suspiré. Me acurruqué más en su pecho y suspiré con satisfacción —. Te amo.
Besó la parte superior de mi cabeza, los papeles para la universidad debajo de nosotros esparcidos sobre la cama, pero a ninguno de los dos le pareció importante.

Yo también te amo Lali. Más que a nada. 
 ****
Mamá, ¡no puedo comer más! Gemí, mirándola con ojos suplicantes. Ya me había comido dos rebanadas de pastel de chocolate, un plato de bagatela, un merengue cremoso mezclado con bayas en él y un brownie de chocolate casero doble. Euge sonrió y tiró de mi plato hacia ella. Amaba mi tradición de cumpleaños y nunca se perdió un almuerzo con los Esposito cuando llegaba el cumpleaños. Pablo tampoco se lo perdía. Eran de la familia ya.

—Desperdiciar no, no quiero —gorjeó ella, metiéndose en ello. Rodé los ojos y me recosté en la silla, mirando mi panza hinchada. Hoy era mi cumpleaños, ya era legalmente una adulta y estaba ansiosa por recoger el regalo de cumpleaños que me había prometido Peter. Mi noche con él, sin límites, sin reglas, sólo puro e incorruptible placer. Iba a ser increíble. Me encogí de hombros y sonreí a mamá. Por lo que a ella se refería, Euge y yo salíamos después del almuerzo y ya no volvería a casa hasta mañana en la noche.
Todo había sido preparado y montado.

Euge. ¿No crees que sería mejor irnos ahora a comprar? —le pregunté, casi suplicándole con mis ojos. El viaje parecía ser interminable. Al doblar la esquina en el estacionamiento lo vi de inmediato. Estaba sentado en su coche, la cabeza contra el reposacabezas, los pies sobre el tablero de instrumentos. Se bajó del coche y empezó a caminar hacia mí, tirando de la puerta abierta del coche antes de que Euge siquiera tuviera la oportunidad de poner el freno de mano. Desabroché mi cinturón de seguridad justo a tiempo para que me sacara del coche, me presioné contra él y me besó apasionadamente. Me reí en su boca. Cuando rompió el beso, puso su frente sobre la mía, sus ojos brillando de felicidad.

Feliz cumpleaños, preciosa —susurró. Suspiré y envolví mis brazos alrededor de su cuello, acercándolo más a mí. 

Gracias.  ¿Estamos listos para irnos ya? —Mordí mis labios con excitación. 
Él asintió y abrió la puerta de atrás, agarrando mi bolso de viaje. Se echó a reír cuando lo sacó, me miraba con una ceja levantada. 

¿Planeas una mudanza o qué? —preguntó mientras pretendía que mi bolsa era pesada. Me encogí de hombros. 

No me dijiste dónde íbamos, así que tuve que empacar opciones —repliqué. 
Gracias por traerme Euge. Nos vemos el lunes y si mis padres llaman, sólo diles que estoy en el cuarto de baño y yo les devuelvo la llamada —la instruía. 

¡Que tengas un buen día y noche y mañana! 

—Lo haré y gracias por el suéter. Sonreí con gratitud y se volvió agitando la mano mientras se retiraba. 

Me volví de nuevo a Peter que sonreía un poco nervioso por alguna razón. Hmm, me pregunto si estaba nervioso acerca de nosotros durmiendo juntos, ha pasado un largo tiempo desde que hemos hecho en realidad el acto. 

¿Estás listo? —Suspiró y se acercó más a mí, tomando mi mano en la suya, haciendo que un calor familiar recorriese todo mi cuerpo. 

No puedo creer que finalmente tengas dieciocho. Gracias a Dios por los pequeños favores —dijo riendo—. Entonces, yo quería darte mi regalo más tarde, ¿si te parece bien? Sonreí y levanté una ceja hacia él sugestivamente. 

No esperaba que me lo des justo en el medio del estacionamiento, Peter. Ronroneé, pasando mi mano libre hasta su pecho. Cerró su los ojos e hizo un pequeño sonido, un gemido que hizo que mi cuerpo hormiguease todo de la emoción. No respondió, sólo dejó escapar un suspiro grande y luego se volvió y se dirigió hacia su coche, tirando de mí junto con él. Me sonrió y empujó mi mano libre en la parte posterior bolsillo de sus vaqueros. Suspiré contenta. Cuando llegamos al coche, abrió la puerta para mí y sonrió. 

Por lo tanto, se supone que debo llevarte a casa de mis padres por un momento, quieren verte en su cumpleaños. ¿Eso está bien para ti? —preguntó, mirándome como disculpándose. Asentí y se encogió de hombros, acomodándome en mi asiento. 

Por supuesto. No me importa lo que hagamos hoy. Mientras esté contigo voy a tener el mejor cumpleaños de mi vida —le confirmé. Él se rio y apretó sus labios contra los míos. 

Vaya, no somos melosos a la edad de dieciocho años —bromeó, sonriéndome. Puse los ojos en blanco y agarré la parte delantera de su camisa, tirando de él hacia mí bruscamente. 

Sólo cállate y bésame —ordené, estrechando los ojos hacia él, tratando de lucir como experta. Aunque probablemente no lo había jalado con fuerza pues Peter era definitivamente el fuerte de nuestra relación, los dos lo sabíamos, pero yo apreciaba que estuviese dispuesto, siempre jugando conmigo. 

—Cualquier cosa por la chica del cumpleaños —susurró, besándome con fuerza. 

Pasamos casi tres horas en la casa de sus padres. Podía ver la mirada de dolor en el rostro de Peter. 
Desesperadamente quería irse, pero yo estaba realmente disfrutando lo mismo que siempre hacía cuando los visitaba. Vic era divertido, como de costumbre, haciéndome reír y burlándose de la vida de Peter cada vez que tenía la oportunidad. Fui testigo de un juego de lucha más entre los hermanos Lanzani, que terminó siendo ambos regañados por su madre como niños de tres años de edad, mientras me sentaba allí riéndome. 
Mery era encantadora. Me llevaba muy bien con ambos padres, pero ella era como una segunda madre para mí. Sentí que la conocía y era muy cómodo estar en torno a ella, que podía ser yo misma en lugar de tener que fingir ni nada. Me sentí tan gusto descansando en su sofá con Peter, como lo haría si estuviera en mi propio salón. Solo era una más de la familia. 
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7 comentarios:

  1. me encanta tu nove :)

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  2. Suyo me encanto el CAP hahaha ese regalo
    Pobre Peter desesperado por irse quiero massssss

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  3. Ayyy subí más porfa
    Quiero massssss

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  4. me encanto quieroooo maaaaaaaaaaaaaas
    te leo desde peru

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  5. Ayer no hiciste maraton y si llegamos a las firmas:/

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  6. ayyyy por fin!!!!! llegó ese dia de los 18 de Lali =) estoy segura que va a ser un día tan pero tan especial para los dos =) y sobre todo lleno de amor

    no sé como hará con lo de la universidad, Pitt tiene razón si no lo hubiese conocido a el, se habria marchado, pero eso no es así, sí que lo conoce y lo ama por encima de todo y todos, a ver como lo solucionan, porque las relaiones a distancia son tan duras de llevar =(

    el momento de Lali con todos los Lanzani me encanto =) ojala y en algun moemnto puedan estar así con la familia de Lali.

    QUIERO MAS NOVEEEEEEE besosssss

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