28 de abril de 2013

Capítulo veintisiete.

PRÓXIMO CAPÍTULO IMPERDIBLE.
(AVISADAS QUEDÁIS :D)



HOLA, HOLA CHICAAAAS! :) ¿Como les va el finde? Espero que muy bien.
Les quería comentar que hemos llegado al ecuador mas o menos del libro. Como ya les he dicho antes, es un libro super largo. ¿Os está aburriendo la adaptación? ¿Preferís otro libro?
Comenten :)

Twitter: @somosllaves.
________________________________________________________________________________

CAPÍTULO 27.

Cuando la asamblea terminó todos arrancaron a hablar emocionados sobre el viaje. Pablo lucía tan feliz que hizo que mi corazón se apretara. Me encantaba verlo feliz. Desde que su madre murió, hice lo que pude para que esa sonrisa se ensanchara, pero no ocurría muy a menudo, especialmente no cerca del aniversario de su muerte. Un brazo se apoyó sobre mi hombro por lo que me volví rápidamente, para ver a Gas sonriendo de oreja a oreja.

Hey tú, ¿estás preparada para verme nadar? —preguntó.

Claro —asentí. Él sonrió y comenzó a llevarme en sentido contrario de mis amigos—. Espera un segundo, tengo que decirle a Euge que no necesito que me lleve a casa. 

Euge sonrió mientras llegaba hasta ella. Pablo estalló en risas.
Había olvidado que probablemente tú te quebrarías un tobillo con toda esa carrera y tendríamos que llevar tu trasero al hospital. —Se burló, mientras me tomaba por la cintura y me levantaba sobre su hombro. Yo chillé, riendo tontamente hasta quedar sin aliento.

¡Pablo, saca tus sucias manos de mi novia! —gruñó Gastón. Pablo cambió mi peso sobre su hombro, pero no me bajó. —¡Ponla abajo, ahora!


Podía sentir la ira hirviendo dentro de mí. No iba a dejar que alguien me ordenara qué podía hacer y eso iba para mis amigos también.
Bájame payasito —di la instrucción, tratando de levantarme. Él inmediatamente me bajó entre sus brazos hasta ponerme de pie. Miré a Gas haciendo una advertencia. Puse mi mano en su pecho y lo empujé hacia atrás un poco, él estaba parado muy cerca de Pablo para mi gusto. Él frunció el ceño y tomó mi mano de su pecho, entrelazando nuestros dedos mientras se alejaba, tirándome a su lado, posesivamente. Una vez que estuvimos en el pasillo, solos, saqué mi mano de su agarre, airadamente.

¿Qué demonios fue eso? —lloriqueé, levantando mis manos con exasperación. Sus cejas bajaron juntas en confusión.

¿Qué? Oh vamos, ¡él tenía sus manos sobre ti! ¿Yo sólo debo dejarlo? —preguntó airado.

¡Diablos sí! Se supone que lo dejes, Pablo y yo somos amigos, nada más. Por el amor de Dios Gastón, esto es patético y ¡tienes que madurar! ¡No voy a aguantar que este tipo de cosas estén sucediendo todo el tiempo, tienes que confiar en mí o no hay razón para que estemos juntos! —casi grité.


Lo siento, no debí haber dicho nada sobre eso —admitió gruñendo.

Sacudí mi cabeza. Todavía estaba enojada con él y no lo dejaría salir tan fácil.
El entrenamiento de natación fue aburrido. Lancé una rápida mirada al lado para ver qué Peter se había sentado en la silla a mi lado. No estaba mirando hacia mí, estaba mirando los nadadores con un falso gesto de interés en su cara. Me reí en silencio, preguntándome qué estaría haciendo aquí. Una sonrisa tiró de los bordes de sus labios cuando finalmente se giró a mirarme.

¿Qué estás haciendo aquí? —pregunté.


Lo mismo que tú. 
Nos sentamos ahí riéndonos por un par de minutos que nos ganaron miradas del entrenador de natación, probablemente porque estábamos interrumpiendo su práctica o algo así. Traté de no mirar a Peter porque cada vez que lo hacía empezaba a reír de nuevo. Él se inclinó más cerca de mí.

Sabes, esos bañadores no dejan mucho a la imaginación. Tu novio luce como si estuviera un poco frío —bromeó calladamente de una forma sombría. Él sonrió maliciosamente. Palmeé su brazo, mordiendo mis labios para poder detener mi risa.

Calla, ¡vas a hacer que nos echen de aquí! —siseé, riendo aún para mí misma.

No importa, sólo te llevaré a casa si quieres, así no tendrás que esperar hasta quedar tiesa de aburrimiento. 

No estoy tiesa de aburrida. Realmente estaba haciendo listas alfabéticas de música en mi cabeza —contesté levantando mis hombros. Él levantó una ceja juguetona y sentí mis entrañas retorcerse.

Ok, quizás puedes sortearlo apilando madera y ser espantoso y luego tirar toda esa basura de Pablo Alborán en la que estás —sonrió irónico. Estallé en risas, otra vez, pero rápidamente lo cambié por una tos. Peter palmeó mi espalda, mirándome con una mueca de preocupación, mientras el entrenador nos miraba.Cuando me calmé, sonrió y dejó de palmear mi espalda.

¿Entonces qué harás esta noche? —preguntó, sentándose hacia atrás en su silla y poniendo sus pies en el asiento del frente.

—Realmente no sé, quizás una película o una cena, no estoy segura aún. ¿Qué hay sobre ti? 


—No mucho, me encontraré con Victorio para unos tragos y luego iremos a casa de mis padres. No los he visto en un tiempo, por lo que probablemente mi madre me quiera alimentar o algo así. —Él levantó sus hombros y no pude evitar notar que lucía un poco triste por alguna razón. ¿Es que no quiere ir a casa de sus padres?

¿No quieres ir? —pregunté con curiosidad.

Sí quiero, es sólo que recibiré diez mil preguntas sobre ti toda la noche, lo que es, a veces, un poco extraño —dijo levantando sus hombros. —. Supongo que debería partir entonces. Te veré mañana. 
Mi corazón se hundía con cada paso que lo alejaba de mí.

Cuando finalmente Gas estuvo listo nos dirigimos a un pequeño restaurante, que decía que servían la mejor pasta que había probado alguna vez. Cuando nos detuvimos en el estacionamiento me reí para mí misma, era el bar con un pequeño restaurante a un lado, yo había estado aquí antes con Peter para comer..
Cuando entramos nos dijeron que había una pequeña espera para obtener mesa, aparentemente tenían una congestión, por lo que nos dijeron que esperáramos en un lado. De pronto alguien me agarró desde atrás. Y chillé y derramé la mitad de mi coca cola sobre el piso con un salto de sorpresa. Mi corazón se paró en un segundo pensando que había sido asaltada o algo así. La persona que tenía ahora sus brazos alrededor de mi cintura sólo se rio. Gas se adelantó mirando sobre mi hombro, en su cara se veía una ira de muerte.
Me aflojé y miré hacia atrás rápidamente, sólo para ver a Vic sosteniéndome.

Hola bombón. Lo siento, no me pude resistir. ¿Quizá tenga que comprarte una nueva bebida en todo caso? —se burló, asintiendo hacia el mojado charco en la alfombra bajo mis pies.
Gas agarró mi cintura y me alejó de Vic mientras continuaba intentando matarlo con los ojos.

¿Te importa? Estás interrumpiendo —gruñó Gastón. Sus cejas bajaron aún más pero no dijo nada por unos segundos y sólo nos mirábamos uno al otro.

Vic sonrió y levantó sus hombros. —No me importa para nada —se mantuvo confiado mientras cruzaba los brazos sobre su pecho.
¿Estaba Peter también aquí? Él dijo que se encontraría con Vic para tomar un trago, ¿iban a hacer eso aquí? Recorrí con los ojos el bar y vi a Peter justo caminando desde atrás, obviamente saliendo de los baños que estaban ahí. u mirada se encontró con la mía y una media sonrisa cruzó su rostro antes de fruncir el ceño y comenzar a caminar hacia nosotros, saludando entre la multitud. Alejé los ojos de Peter y miré atrás a Gastón mientras su agarre se ceñía en mi cintura. 

Quizá tenemos que ir a otro lado para comer Lali. Este lugar parece demasiado lleno —sugirió Gastón, con su voz tensa y controlada. 

Vic sonrió ampliamente. —Nah, vamos chico, tendrán una mesa desocupada para ustedes en un minuto. ¿Por qué no te compro una nueva bebida bombón? — sonrió irónico hacia mí, sus ojos brillaban de entretenimiento. Se volvió para mirar a Gas—. ¿Querrá tu chico de rebote una? —preguntó en un tono educado que no se ajustaba a las palabras que había dicho. 
Gas dio un paso adelante, tirándome hacia atrás de él rudamente. 

Ey, ¿por qué no simplemente te alejas, maldición? —dijo lentamente. 

Tú no eres su dueño. Creo que me quedaré un rato a hablar con mi amiga. —Levantó sus hombros. 

¡Sólo piérdete antes de que te obligue! —advirtió Gas, acercándose más a Vic. 
Retiré mi muñeca del agarre de Gastón. 

No lo hagas —advertí frunciendo el ceño. Noté que Peter caminaba hacia el lado de Vic pero no saqué mis ojos de Gas, quien estaba mirándome airadamente, todo su cuerpo tenso y molesto. 

Sólo vamos a otro lugar. —Se acercó a mí para alcanzar mi mano de nuevo. 
Por amor de Dios Lali. ¿Es esto una maldita broma? ¿Otro amigo hombre que supuestamente tengo que aceptar que tenga su mano sobre ti? —siseó, mirándome sin creerlo. 

¿Sabes qué Gastón? Vete a tomar por el culo —contesté ácidamente, volviéndome y caminando como una tormenta hacia la puerta. Ignoré la risa de Vic detrás de mí y el pinchazo de maldiciones que Gastón trató de silenciar con su aliento. Justo cuando iba a mitad del estacionamiento Gas tomó mi mano. 

¿Qué me vaya a tomar por el culo? ¿Qué se supone que significa eso? —preguntó, frunciendo el ceño mientras me hacía parar. 

Significa que tiraste a la basura tu última oportunidad. Te dije que no iba a aceptar que fueras posesivo y justamente lo hiciste de nuevo. Prometiste que no lo harías. —Levanté mis hombros. 
Se lucía herido mientras se acercaba mí, sosteniendo mi cara entre sus manos. Retiré mi cara de sus manos. 
Volví mis ojos hacia el edificio y vi a Peter parado ahí, frunciendo el ceño con enfado. Vic tenía un brazo sobre el pecho de Peter, parecía como si lo hubiera detenido ahí mientras hablaba con él, pero estaba muy lejos para oír lo que le estaba diciendo. —Lo siento pero esto no está funcionando —respondí, tratando de mantener mi voz más fuerte de lo que me sentía. 

Sentí un brazo deslizándose por mis caderas y me volví para ver a Vic sonriendo altivo. —Me puedes agradecer después. Oh vamos, te hice un favor. Ese chico no estaba bien para ti, necesitas a alguien mayor. Y los rubios simplemente no te convienen —se burló. 

Además de ti, ¿quizás? —bromeé, giré los ojos y lo empujé para mirarlo. Estúpido coqueto. Él me miró de vuelta con una mueca de disgusto. 

De ninguna manera, tienes la marca de Peter sobre ti, ya te lo había dicho antes. Mi hermano, por otra parte, te conviene perfectamente. —Apretó mi cintura levemente y comenzó a dirigirme hacia dónde Peter estaba parado. Estaba luciendo un poco incómodo, pero noté una sonrisita en su rostro que él estaba claramente tratando de disfrazar. 

¿Está todo bien? —preguntó cuando llegamos a él. Asentí y levanté los hombros. —Vamos te llevaré a casa. 

—. Ahora vosotros dos comportaos, no quiero oír más lloriqueos de él sobre cómo lo haces actuar como un idiota —susurró en mi oído. Lo empujé y lo miré confundida. ¿Peter le había dicho  que lo hacía actuar como un idiota? Yo no lo hacía hacer nada, era él quien saltaba cuando estaba cerca de mí por nada. Miré y rodaron mis ojos. Probablemente sólo estaba tratando de presionarme. —Deja el viernes libre para mí —dijo tras de mí, mientras Peter y yo caminábamos hacia su Jeep. Lo saludé sobre mi hombro para señalarle que lo había oído. Sonreí agradecida mientras Peter abría la puerta para mí. Se lo pasó echándome miradas mientras conducía, sonreí después de la décima vez que lo sorprendí mirando. 

¿Qué sucede Peter? Sólo suelta cualquier cosa que esté en tu mente —instruí mirándolo expectante. Juntó las cejas y abrió la boca para decir algo, pero sólo la cerró de nuevo y miró hacia el camino. 

No iba a decir nada. —Rodé mis ojos. —Bueno, iba a decir que estoy feliz de que hayas roto con él. No era suficientemente bueno para ti y no deberías dejar a ningún chico tratarte de esa manera. 
Y me encantó lo de «vete a tomar por el culo». Eso fue increíble —se rió. 

El viaje a casa fue muy corto y cuando se detuvo fuera, sentí bajar mis cejas en desilusión—. Bueno gracias por traerme a casa. 

Él sonrió. —Cuando quieras. Asentí y cerré la puerta del auto, saludando con la mano mientras caminaba hacia mi casa. En cuanto estuve dentro saqué mi teléfono móvil y llamé a Euge, explicándole todo lo que había sucedido con Gas, hasta el último detalle. 
****
Cuando Euge y yo entramos al instituto el día siguiente me sentí tan extraña que quería huir.Todo el primer período parecía que quería evitarme Gastón. Quizás era más fácil para él pretender que nada había pasado, pero yo preferiría por lo menos mantener las cosas amigables. 
Estaba realmente expectante sobre mi hora de almuerzo en detención, tanto que prácticamente no podía pensar en nada más, eso hizo parecer que la mañana volara. Agarre un sándwich y me dirigí a la sala de clases de Peter con una gran sonrisa en el rostro, sólo porque podría pasar con él tiempo durante una hora. Cuando llegué a la puerta mentalmente crucé mis dedos de que fuéramos a estar solos. 
Estaba perdida en mis pensamientos, cuando sentí dos manos en mi hombro haciéndome saltar y gritar del shock. Me volví para ver a Peter parado tras de mí riendo en silencio. 

Debiste haber visto tu cara, ¡wow! Fue como para una foto —se volvió. Asintió hacia la puerta que yo aún no había golpeado o abierto—. ¿Vas a permitir que entremos o la revancha será en el pasillo hoy? —preguntó sonriendo malvado. —La primera persona en llegar a diez gana. —Sonrió felizmente y procedió a apuntar para lograr tres puntos, yo sólo reí. Era tan infantil a veces, pero yo realmente adoraba eso de él. 

Las siguientes dos semanas pasaron exactamente igual. Peter continuaba siendo agradable conmigo. Cada vez que me miraba, mi corazón se alegraba y las palmas de mis manos se ponían un poco sudorosas. Yo realmente disfrutaba poder hablar con él ocasionalmente. En sus clases él era el profesor, pero si lo veía en el pasillo o algo, era más como mi viejo Peter. Las dos semanas pasaron tan rápido que casi no noté que habían transcurrido y entonces llegó el temido juego de paintball.

****
Sintiéndome algo indispuesta por los nervios, bajé del auto siguiendo a Euge y a Pablo.  Mientras íbamos bajando, nos llevaron a los monos que estaban ahí apilados. Cogí uno de mi talla y me lo puse, sintiendo como mi corazón se hundía a cada segundo. Este no era mi plan ideal para pasar una tarde de sábado.
Nos entregaron a cada uno de nosotros, un casco, una pistola y un paquete de pelotas de pintura de repuesto, y nos llevaron a tropel a un pequeño claro en donde estaba, sobre una pequeña plataforma, el instructor preparado para instruirnos. Empezó a enumerar las reglas, cómo recargar la pistola, dónde estaban posicionadas las banderas, qué hacer si resultabas herido, y un sinfín de cosas en las que no estaba muy interesada. En estos momentos preferiría estar en cualquier otro lugar que aquí, especialmente cuando al levantar la vista observé a Peter y a la señorita Igarzabal justo de pie delante de ella, escuchando al tipo. Se les veía como la pareja perfecta, se les veía tan ardorosos juntos y, eso me hacía sentir aún peor. 
La señorita Igarzabal echó sus largos, perfectos rizos sobre el hombro y riendo dio a Peter una palmada en el brazo. Él sonrió y movió su cabeza. Yo fruncí el ceño.  Ambos se giraron y miraron al tipo que estaba delante del grupo, yo miraba mientras ella se aproximaba a él un poco más, provocando que inconscientemente se apretasen mis puños. Necesitaba desesperadamente darle un puñetazo a alguien, alguien rubio. 

Aterriza, Lali. —Euge rió, dándome suavemente un codazo en las costillas. 

Me sobresalté y la miré. —¿Qué? —pregunté, sonrojándome. ¡Diablos, si la gente supiese en lo que estaba pensando! 

Te encontrabas de nuevo en tu pequeño mundo. El instructor ha dicho que comprobemos nuestras pistolas. Sólo aprieta el gatillo y si sientes que está demasiado fuerte al apretarlo te lo ajustan antes de que empiece el juego —explicó ella, poniendo los ojos en blanco, bombeando el gatillo.

Vale —murmuré. Alcé la pistola y apreté el gatillo. En vez de piñonear como lo estaba haciendo Euge, mi pistola de alguna forma dio un tirón en mi mano. 

¡Ouch! ¿Qué demonios? —gritó Peter desde delante de mí. Levanté la vista y pude ver que tenía sobre el hombro una gran salpicadura de pintura naranja. Oh, Dios mío, ¿lo había hecho yo? Me quedé mirando estupefacta la salpicadura. 

¡Deberías haber puesto el seguro! —gritó el instructor enfadado, mirándome con ferocidad. 

¡Nadie dijo nada de poner el seguro! ¡Simplemente lo apreté! —di un grito ahogado, aún conmocionada de haberle disparado a Peter en el brazo. Aunque intentaban disimular, pude oír a todo el mundo alrededor mío riéndose suavemente. Miré a Peter, pidiéndole disculpas con la mirada. La señorita Igarzabal estaba pululando sobre él con aparente preocupación, pero él me estaba mirando directamente con una sonrisita tirando de la comisura de su boca. —Lo siento, salió disparado sin querer. No sabía que tenía que poner el seguro —me disculpé, terriblemente sonrojada. 

No sé preocupe, señorita Esposito, los accidentes ocurren. 

Aparentemente al llegar al lugar, ya nos habían dividido en dos equipos, por eso algunos de nosotros llevaba monos negros y los otros verde. Miré a mi alrededor para ver quién estaba en mi equipo; por suerte mía; tenía conmigo a Euge y a Pablo. Me di cuenta de que Peter y la señorita Igarzabal estaban en el equipo negro. Hice un mohín. ¿Por qué no les había separado el tipo estúpido? 
Mientras caminaba algo me golpeó fuertemente en el culo. Al sentir el repentino dolor pegué un grito y me di la vuelta rápidamente para ver lo que me había golpeado. Me froté la zona lastimada con una mueca de dolor. Cieno mojado resbalaba entre mis dedos. Fruncí el ceño y me miré el trasero, percatándome que me cubría, pintura azul cielo, el culo y mi mano. Una risita suave me llamó la atención, así qué levanté la vista y vi a Peter con una sonrisa de satisfacción en su cara. 

Perdón, se me disparó —se rió a carcajadas, encogiéndose de hombros. 

¡Eres un maldito chiquillo! —grité, riendo. Se me acercó y me sonrió con esa sonrisa de chiquillo que me gustaba tanto. Todos los demás ya se dispersaban, se escondían o iban camino al punto de salida, por lo tanto estábamos solos. 

¿Restitución a una bruja, eh? —susurró en mi oído, haciéndome temblar un poco. 

—¡Te sientes satisfecho! Yo lo hice sin querer —respondí entrecortadamente. Podía oler su loción después del afeitado y su shampoo.

Oh, tú te lo buscaste, preciosa —retó él, riendo mientras se retiraba y corría hacia el bosque dejándome sola. ¿Qué demonios estaba haciendo? Él estaba con otra persona, ¿sin embargo elige hoy para llamarme de nuevo «preciosa»? No me había vuelto a llamar así desde hace un mes ¿y de pronto lo dice como si nada? ¡Maldito sea, ese chico es desesperante! 
_________________________________________________________________________________






18 comentarios:

  1. mas novela mas novela

    ResponderEliminar
  2. suve otro hoy.... nooo me encanta esta novela :)

    ResponderEliminar
  3. vas a suvir mas hoy???

    ResponderEliminar
  4. Jajajaj malo PeterJajaj me gusto mucho el CAP quiero más

    ResponderEliminar
  5. mas nove no la canvies me encanta.

    ResponderEliminar
  6. Me ENCANTA este libro!

    ResponderEliminar
  7. aaah amo lo que va a seguir en el siguiente cap jajaja no puedo creer que la vuelva a leer aun que aqui sea una adaptacion pero me encanta, peter es mas lindo en el siguiente cap ups :S mejor me callo lo siento :P la amoooooooo!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. amo tu novela... fuera de tdo :D DE DONDE ERES

      Eliminar
  8. DAME MAS QUIERO MAS NOVE

    ResponderEliminar
  9. aaaaa a leer el siguiente no aguanto mas =)

    ResponderEliminar