23 de abril de 2013

Capítulo veintiuno.

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+ 20 COMENTARIOS.





Limpiamos en silencio; eché ojeaditas a su cuerpo mientras él limpiaba la mesa. Sentí mi aliento atrapado en mi garganta ya que imaginaba recorrer con mi lengua por todo su abdomen esculpido. Estaba tan pérdida en mi propio mundo que no me percaté que estaba de pie allí sin movimiento, contemplándole como una completa idiota.

Lali, no puedes mirarme así —murmuró Peter, viéndose afligido mientras que brincó fuera de la mesa aterrizando elegantemente sobre sus pies.

Me sonrojé, pero no alejé mi mirada de él, no podía. Le deseaba tanto. —¿Por qué no? —desafié, y luego inmediatamente me sentí estúpida.

Él frunció el ceño. —Porque soy tu profesor y eres menor. Tenemos que olvidar lo que pasó y sólo comportarnos como profesor y estudiante. 

¿Y si la estudiante está loca por su profesor? —rebatí, mordiendo mi labio mientras que mis hormonas parecían apoderarse de mi boca. Ups, ¿por qué diablos dije eso?

Entonces la estudiante tiene que guardárselo para ella. —Él sacudió su cabeza y entró pavoneándose al cuartito al lado de su aula. Suspiré y me senté en el borde del escritorio mientras el rechazo me inundaba otra vez. ¿Por qué me puse en esa situación, por qué le dije eso? ¿Realmente me gusta sentirme rechazada? ¿Tal vez soy masoquista y me gusta el dolor de ser humillada? Él salió un par de minutos más tarde en una camiseta limpia y seca. Me lanzó un suéter. Sonreí agradecidamente. Mordía mi labio mientras me miré hacia abajo, estaba empapada hasta los huesos, no podría sólo ponérmelo encima de mi camiseta porque arruinaría su suéter. Puse el suéter en el escritorio y agarré la orilla de mi camiseta, jalándolo sobre mi cabeza quedándome sólo con mi sujetador. Cuando alcé la vista a Peter él estaba de pie sólo allí mirándome. Una mirada de deseo estaba clara a través de su rostro haciendo mi cuerpo hormiguear por todas partes y a mi estómago sentir mariposas.

Sonreí maliciosamente. —Peter, no puedes mirarme así —bromeé, usando las palabras que él me había dicho. Sonreí abiertamente y bajé el suéter por mi cabeza, interrumpiendo su mirada lujuriosa. Me sentí un poco mejor de saber que no era sólo yo la que sentía esta atracción.

Él suspiró profundamente y miró lejos. —Venga, te llevaré a casa. — Le seguí afuera a su coche y miré dentro con una sonrisa en mi cara. Era un desorden otra vez. Parecía que la cosa de mantener limpio el coche sólo duró mientras estábamos saliendo, y ahora regresó a sus viejos hábitos.

Buen trabajo con el coche, cerdo. 

Él rió. —¿Quieres caminar a casa, o terminaste de insultar mis habilidades de limpieza? —Me sonrió con satisfacción retadoramente.

Terminé con los insultos; no quiero caminar a casa. ¿Quieres que me quite los jeans para no no arruinar tu asiento? —Ofrecí, mirando hacia mis jeans todavía húmedos.

Él negó con su cabeza rápidamente. —No, definitivamente déjate los jeans puestos. Está bien, sólo entra.

Estábamos casi en mi casa ahora, y yo estaba un poco decepcionada. Esta era la primera vez que él había estado así conmigo desde que rompimos. No quería que se terminara. Había tenido una semana sin él, y yo no quería otra. Aunque no dependía de mí, él fue el que rompió conmigo y no al revés, así que yo no tenía ninguna opción en el asunto para mí decepción. Se detuvo fuera de mi casa y paró el motor, dándose la vuelta para estar enfrente de mí. Tenía el rostro ligeramente afligido otra vez. ¿Él tampoco quiere que este momento se termine? ¿O son sólo ilusiones de mi parte? Se inclinó por el hueco entre los asientos, hurgando atrás por mi mochila. Cuando se enderezó estaba mucho más cerca de mí por como él estaba inclinado. Sus ojos se engancharon con los míos haciendo a mi cuerpo entero arder de la excitación. De repente sentí como si alguien hubiera soltado cien mariposas en mi estómago. Su aliento soplaba a través de mi rostro haciendo mis labios hormiguear con la necesidad de tenerlo presionado a mí.
Él no se alejó, sólo se quedó allí mirándome, como yo lo miraba a él. Oh, Peter, por favor bésame. No me importaba que fuera un profesor, o que yo fuera una menor. Apenas podía respirar. Quise lanzar mis brazos alrededor de su cuello y aplastar mis labios contra los suyos. Quería que me abrazara y me dijera que buscaríamos alguna manera, que él lo resolvería porque él me quería tanto como yo a él. Me miraba dulce, tiernamente, justo como él solía mirarme. Podía sentir que mi corazón se estrellaba en mi pecho mientras que sus ojos miraron veloz a mis labios una fracción de segundo antes de volver a los míos. Sus cautivantes ojos grises me atraparon en su intensa mirada mientras que comenzó despacio a aproximar poco a poco su rostro más cerca del mío. Sonreí y avance también. Justo cuando nuestros labios estaban a unos centímetros mi teléfono sonó. Peter brincó hacia atrás rápidamente en su propio asiento, que casi se apretó contra la puerta en un intento de estar más lejos de mí. Fruncí el ceño mientras que mi corazón se hundía hasta mis dedos del pie. Tan cerca, sin embargo tan lejos. Su rostro se endureció de nuevo y yo sabía que el momento había terminado. No conseguiría otra posibilidad porque él no me quería. Eso fue sólo la tensión sexual que chispeó. Eso era todo lo que yo era para él, algo de diversión con lo que podría entretenerse y darse un gusto.

Deberías ir adentro y contestar eso. —Volteó al parabrisas y arrancó el coche antes de agarrar el volante tan fuertemente que sus nudillos estaban blancos. Suspiré y asentí.

Gracias por traerme. —Agarré mi bolso y salí trepando del coche sin mirar su estúpido guapo rostro otra vez cuando me dirigí hacia dentro. ¿Me hubiera besado si mi teléfono no hubiera sonado? ¿Si él me hubiera besado eso significaría que podríamos estar juntos, o él sólo le habría restado importancia justo después como si fuera un desliz? Tal vez me habría besado y comprendido que yo era la única a la que quería también, y me hubiera pedido otra oportunidad.


A la mañana siguiente, después de la desvelada y de sopesar mis opciones, me sentía horrible y me veía peor. Cuando Amy llegó a por mi, me subí al coche. Cuando llegamos a la escuela, inventé la excusa de que iba a la oficina, pero en vez de eso, me dirigí al aula de Peter. Ya está. De una vez por todas voy a averiguar qué quiso decir ayer. Solo tenía una oportunidad, una sola oportunidad. Si él me quería, lo tendría que admitir. Me detuve frente a su aula y tomé una respiración profunda tratando de calmar mis nervios, de tener el coraje para continuar con este plan tan tonto. Justo cuando estaba a punto de entrar, oí una carcajada. Me detuve en seco y miré a escondidas a la señorita Igarzabal, la maestra de teatro, de pie muy cerca de Peter. La señorita Igarzabal era preciosa y muy joven para ser maestra; tendría 26 años, más o menos. Era alta, de figura atlética, largo cabello rubio, ojos enormes azules y unos pechos más grandes que el promedio que no le importaba enseñar, con sus reveladoras y provocativas camisas. Sentí que hervía de celos cuando ella puso una mano en el antebrazo de Peter.

Eso fue divertido. Realmente haces interesante este lugar Peter —ronroneó mirándolo a través de sus pestañas.

Estoy seguro que este lugar era bastante interesante antes de que yo llegara —contestó.Noté que él no quitó el brazo para alejarse de su mano. Tuve la urgencia de entrar y arrancarle el brazo de esa mano.

¿Quieres que nos encontremos hoy a la hora del almuerzo y salgamos a comer fuera? —preguntó sonriéndole seductora.

Lo siento pero no puedo ir, tengo muchas cosas que hacer —contestó. Dejé escapar un suspiro de alivio, pero en el fondo reconocí que no la había rechazado, solo dijo que tenía muchas cosas que hacer.

Está bien, no te preocupes. ¿Estás libre después de clase? —dijo mirándole esperanzada.

Si claro, te lo había dicho ¿recuerdas? Oh dios ¿iba a verla después de clase? ¿Había rechazado el almuerzo pero iba a salir con ella después? Wow, eso dolía. Sentí que el corazón comenzaba a latir más rápido. Realmente había terminado conmigo y la pequeña escena de ayer había sido solamente un error.
De repente me di cuenta que la conversación iba a terminar y yo estaba frente a la puerta escuchando.
Me moví hacia la esquina tratando de no escuchar más. No podía oír aquel flirteo, era demasiado doloroso. Me dolía el cuerpo de la tensión. Ella salió del aula y sonrió para sí misma mientras se alejaba.
Mis manos temblaban por los celos y la sorpresa. El sonido de la puerta al cerrarse atrajo mi atención. Miré hacia arriba justo cuando él salía de su aula de clases. No tuve oportunidad de escapar antes de que me viera. Apreté los puños enojada, traicionada. Por alguna razón sentía que me había engañado, a pesar de no ser así. Quería golpearlo y gritarle frente a todos para que supiera que me había hecho sentir como un pedazo de carne barata. Él me miró, sorprendido por un momento, y se acercó preocupado.

¿Estás bien? ¿Qué te ha pasado? —preguntó inclinándose para mirarme. Sus ojos encontraron los míos mientras su calidez y olor me rodeaban. El estómago se me revolvió.

Estoy bien —murmuré tratando de parecer despreocupada, pretendiendo que sus planecitos con la caliente maestra de teatro no me afectaban en lo más mínimo. Me volví para irme, pero él tomó mi mano y me detuvo. Cuando no soltó mi puño, me volteé para mirarle con curiosidad.

¿Se le permite tocar así a una estudiante señor Lanzani? —susurré. Frunció el ceño extrañado y me soltó rápido la mano.

¿Qué ocurre? —Su voz tenía un tono molesto por mi comentario.

¿Tiene que ocurrir algo malo? —pregunté cambiando mi pesada mochila de hombro.

Te ves preocupada, tus manos están temblando y tus ojos tienen ese pequeño tic que haces antes de llorar —afirmó cruzando los brazos sobre el pecho y haciendo que los músculos de su antebrazo se tensaran. Me odié a mí misma por el repentino deseo de tener esos brazos envolviéndome.


Estoy bien, no ha pasado nada malo. Solo estoy cansada —murmuré mirando ansiosa el pasillo hacia el gimnasio, deseosa de escaparme a mi primera clase.

¿No dormiste bien? —preguntó moviendo la cabeza para apartar el cabello de los ojos.

Me tengo que ir. —Sonreí y di la vuelta para irme. No me detuvo esta vez y me sentí agradecida.


27 comentarios:

  1. Me encanta tu novela! La lei toda hoy!!

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  2. mas por favor pobre lali, quiero q peter muera d celos y admita q quiere a lali


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    no nos hagas esperar mucho por favor

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  14. quiero q peter se arrepienta d haber dejado a lali.

    saludos tu nove es lo mas

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  15. que lali se olvide de peter y regrese con pablo, ya que el si la quiere

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  19. Hahah no casi casi y justo suena el cell nonono me encanto quiero más

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  20. K idiota importante , fue el quien corto la relacion pero hace todo lo posible para estar aunque sea unos mins con Lali y encima no respeta sus sentimientos permitiendo k "la señorita Igarzabal"le coquetee.k iba a hacer alli Lali sino,el de debio d haber dado cuenta k ella escucho su conversacion

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    1. Opino lo mismo, y ademas yo añadoque Lali me da mucha pena, esta muy enamorada, tiene que buscar la forma de que Peter se de cuenta que la va a perder, hay que darle celos, y que se muera de dolor por haberla dejado, es lo unico que merece...prefirio un trabajo que el verdadero amor, yeso debe pagarlo

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  21. Puto como puede salir con ottlrA gggrrrr!!

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  22. MALDITO TELEFONO! tanto le cuesta admitir lo que siente? por que es asi, me da mucha rabia que no quiere reconocer lo que siente por Lali pero tampoco la deja hacer su vida.. no es justo lo que le esta haciendo. Me da tanto coraje que en un momento se muera de amor por ella y se preocupe y al otro momento la trate con tanto desinteres

    AH! me desespera

    espero el proximo cap BESOS!

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