PRÓXIMO CAPÍTULO:
+20 COMENTARIOS.
Chicas, ya les envié el libro a todas las que me enviasteis el correo :D
Si no os llegó haganmelo saber.
Creo que este capítulo es demasiado... asdfghfghjkl. Descubranlo ustedes misma. adelante y disfruten.
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CAPÍTULO 31:
Al llegar la hora del almuerzo, me sentía muy hambrienta. Me había saltado el desayuno esa mañana porque el proceso de «elección de la falda» me había tomado unos minutos extra. Tomé una bandeja y me puse en la fila. Mientras estaba allí de pie eligiendo un sándwich, alguien vino y se puso junto a mí. Era Peter.
—Hola, señorita Espósito, ¿cómo está hoy? —me preguntó sonriendo, probablemente porque sabía exactamente qué efecto provocaba en mis entrañas. Me mordí el labio y vi que el señor Young estaba en la fila detrás de él.
—Estoy bien, gracias, señor. ¿Cómo está? De mala gana quité mis ojos de él y traté de elegir un sándwich, pero no podía estar quieta, de pie a su lado, el costado de su cuerpo presionando contra el mío.
—Estoy bien hoy. Esperando la noche, tengo algunos planes. ¿Tienes tú algo planeado para esta noche? —preguntó, ladeando la cabeza, fingiendo estar interesado mientras tomaba una botella de agua.
—Eso depende de la cantidad de tareas que me asignen hoy. ¿Está usted pensando en darnos la lección completa hoy, señor Lanzani? —repliqué. Elegí un sándwich al azar y me moví a lo largo de la fila, agarrando una bolsa de patatas sin mirarlas. Se echó a reír y sacudió la cabeza para quitar el pelo de sus ojos y yo traté de no mostrar ninguna reacción, a pesar de que ese pequeño movimiento hizo que mi corazón palpitara el doble.
—Preciosa, ¿por qué compras un sándwich de ensalada de jamón? —susurró, señalando con la cabeza hacia abajo a mi bandeja mientras tomaba algunas servilletas también. Fruncí el ceño y miré mi bandeja.
Leí la etiqueta y me estremecí, rechazándola instantáneamente. Se rió y puso su sándwich de queso en mi bandeja, tomando el mío de jamón en su lugar. Me guiñó un ojo y se fue antes de que pudiera abrir la boca para preguntarle qué estaba haciendo.Sonó la campana y salté.
Cuando llegó la hora de la clase de Peter, yo estaba sonriendo como una idiota, lo mismo que de costumbre. Cuando entré en el aula, las luces estaban ya muy bajas y había un proyector colocado al frente. Fruncí el ceño y me senté al lado de Euge. Cuando me agaché para sacar algo de mi mochila, alguien chocó contra el respaldo de mi silla, haciendo que mi pecho golpeara el borde de la mesa y dejándome sin respiración. Me volví molesta hacia la otra persona, sólo para ver a Candela Vetrano y un par de chicas sonriendo cuando empujó de nuevo mi silla mientras se movía a lo largo de la fila detrás de mí.
—Oooops, qué mal —ronroneó Candela sarcásticamente. No dije nada al respecto, sólo desvié la mirada. No necesitaba tener problemas con ella. Candela había tomado una instantánea aversión a Euge cuando recién comenzamos el instituto y como nosotras éramos amigas, obviamente yo no le gustaba demasiado. Hizo que nuestro primer año fuera una miseria. Encontré la mirada de Euge y ella dijo silenciosamente «perra», señalando con la cabeza, discretamente, en dirección de Candela. Yo sólo asentí con la cabeza y puse los ojos en blanco.
—Ahora, chicos y chicas, vamos a echar una mirada al desarrollo de la serie infinita y la historia de la teoría. Tendremos una breve visión global con el proyector, porque he encontrado estas diapositivas increíbles escondidas en la parte trasera del bloque de matemáticas ¡y no hay ninguna razón para desaprovecharlas! —dijo Peter alegremente mientras se frotaba las manos emocionado.
Resistí el impulso de toser y llamarlo friki por lo bajo y me limité a sonreír y sacar mis apuntes. Me reí un poco en voz baja y él me miró levantado una ceja.
—¿Todo bien, señorita Espósito? —me preguntó. Asentí rápidamente.
—Absolutamente, esperando con ansias aprender acerca de la serie infiel —respondí. Se echó a reír sacudiendo la cabeza.
—La serie infinita, no infiel. Me reí también.
—Oh. Voy a callarme y dejar que continúe con la lección —declaré, sonriéndole.
Él asintió, sonriendo hacia mí. —Creo que sería lo mejor.
Suspiré soñadoramente y me di cuenta de que el proyector estaba apagado y él hablaba de nuevo.
Tragué saliva y traté de concentrarme en sus palabras. Claramente no podía concentrarme con él a mi lado.
Nos puso un trabajo para que lo comenzáramos y lo que no hubiéramos hecho lo terminaríamos como tarea. Fruncí el ceño y atraje el libro de texto hacia mí, tratando de leer más, pero fracasando miserablemente. Peter se detuvo junto a mí, poniendo su mano en la mesa, junto a la mía, la punta de sus dedos tocando los míos.
—¿Todo bien? Puedo explicarlo de nuevo —ofreció en voz baja.
Negué con la cabeza. —Está bien. Lo leeré más tarde y si tengo algún problema le haré saber —respondí ruborizada, en realidad no quería esa atención especial delante de los demás.
—Bien, sabe que estoy siempre aquí para usted, señorita Esposito. —Me sonrió, dándole un doble significado. Sonreí y asentí sin atreverme a mirarlo a los ojos porque sabía que me iba a sonrojar. Por suerte alguien le solicitó ayuda, así que no hice de mí una tonta, para variar.
Cuando sonó la campana todo el mundo se levantó, guardando sus libros. Ya había metido el mío en mi mochila a punto de seguir a Euge cuando Peter me llamó.
—Señorita Esposito, ¿cree que podría tener unas palabras con usted?
—De acuerdo. —le sonreí con gratitud. —¿Qué pasa? —le pregunté, dirigiéndome hacia él, encaramándome en el borde de su escritorio y cruzando los tobillos.
—Maldita sea, esas piernas han estado rondando mi mente todo el día —murmuró, pasando una mano por encima de mi cadera hasta llegar a la parte inferior de la falda, sus dedos cosquilleando sobre la piel justo por encima de mi rodilla. Tragué saliva y aferré su camisa, acercándolo aún más a mí.
—Bien pensamientos de tu boca sobre mis piernas han estado rondando mi mente todo el día —contesté, mi voz apenas más alta que un susurro porque estaba emocionada por su contacto. Sonrió y se apretó contra mí, su cara a centímetros de la mía.
—Eres demasiado caliente para expresarlo con palabras, preciosa —gimió. Sus ojos recorrieron mis labios por una fracción de segundo, haciéndome jadear mientras todo mi cuerpo se volvía piel de gallina.
—Mi mamá me llamó luego del almuerzo. Ella está planeando una cena sorpresa para mi papá el sábado por la noche. Es su aniversario, y quiere una cena en familia — murmuró, besándome otra vez.
—Está bien, pero aun así te veré el domingo, ¿no? No vas a cancelar los dos días, ¿verdad? —le pregunté, tratando de no poner mala cara porque me faltaría un día de su compañía. Hmm, tal vez debiera cancelar con Vic mañana, así podríamos pasar el rato en su lugar.
Él se rio en voz baja. —No me dejaste terminar —bromeó, besando la punta de mi nariz—. Mamá quiere que tú vayas también. Tragué saliva. De repente me sentí entusiasmada y aterrada a la vez. Le había hablado a sus padres todo sobre mi siendo su alumna, de que estábamos saliendo.
—.¿Realmente ellos me quieren allí? Él sonrió y me besó de nuevo suavemente.
—Por supuesto que sí, preciosa. Eres mi chica. Vamos en el mismo paquete ahora tú y yo. —. Me sonrió felizmente antes de besarme de nuevo. Envolví mis brazos alrededor de su cuello y no lo dejé apartarse esta vez. Cuando su lengua rozó mi labio inferior, ansiosamente le di acceso y presioné todo mi cuerpo estrechamente contra él. Gimió y antes de que supiera lo que sucedía, me empujó contra la pared, con las manos corriendo por mi cuerpo mientras me besaba desesperadamente. Enterré mis manos en su pelo y quité mi boca de la suya para poder respirar, pero sus labios no dejaron mi piel, viajaron por mi cuello dejando una estela ardiente a su paso. Gemí su nombre y nos apartamos de la pared, volviendo a su escritorio de nuevo. Me puso por encima de los papeles que estaba corrigiendo antes. Me sujeté a él con fuerza mientras se echaba ligeramente hacia atrás. Abrió la boca para hablar y sentí que mi corazón se hundía. Había recuperado la compostura de nuevo y me iba a decir que teníamos que parar. Sus ojos estaban tan emocionados que contuve la respiración. Podía sentir su cuerpo apretado contra el mío y sabía que físicamente él no quería parar, podía sentir la evidencia de ello.
—Te amo, La —susurró, besándome de nuevo. Sus manos recorrían mi cuerpo otra vez, una deslizándose bajo mi camisa, la otra agarrando mi trasero mientras presionaba su entrepierna contra la mía.
De repente oí un grito.
—¡Oh, Dios mío! —gimió una voz de chica.
Tragué saliva y Peter y yo nos volvimos para ver a Candela Vetrano de pie en el umbral, su boca abierta en estado de shock, mirándonos atacarnos uno al otro sobre el escritorio como una pareja de animales.
Mientras la miraba sentí como el color de mi cara se borraba.
—¿Qué demonios? —Con el ceño fruncido movió la cabeza, como si intentase resolver algún problema.
Peter no se había movido y seguía pegado a mí, sujetándome contra la mesa, sus manos permanecían exactamente en el mismo lugar que estaban dos minutos antes que ella entrase en el cuarto. De nuevo tragué saliva y abrí la boca para intentar hablar; no tenía ni idea de lo que iba a decir, así que esperaba que algo coherente saliese de mi boca. Sin embargo lo que salió fue:
—Yo... nosotros... no.... no es.... de ninguna manera... —Podría pegarme a mí misma. Peter seguía sin moverse, es como si estuviese congelado. Le empujé el pecho, haciendo que se pusiese derecho, pero continuaba situado entre mis piernas, boquiabierto. Sus ojos estaban de par en par y su cuerpo tenso. Me levanté rápidamente, tirando de mi falda y de la parte superior, poniendo todo en orden mientras me sonrojaba.
—Señorita Vetrano, no es lo que parece —se defendió Peter, sacudiendo la cabeza mientras salía del aturdimiento y comenzaba a abotonar su camisa.
Ella se rió en voz baja. —Oh, esto no tiene precio. Volví para recoger mi libro y me encuentro con esto. Es demasiado bueno para ser verdad —Candela reflexionó, sonriendo con satisfacción—. Señor Lanzani, pienso que podría haber conseguido algo mejor. Quiero decir, mírela, ¡por Dios, es Mariana! —Me miró lentamente de arriba a abajo, asqueada y mis ojos se llenaron de lágrimas, pero de ninguna manera iba a dejar que salieran de mis ojos delante de ella. Una enfadada expresión cruzó la cara de Peter.
—¡Basta! —espetó. Ella sonrió dulcemente y se giró para recoger su libro que estaba encima de la mesa y se dirigió hacia la puerta.
—Bueno, ha sido un placer haberte conocido —gorjeo ella, riendo silenciosamente. Tragué el nudo que se me estaba formando en la garganta. Ella se lo iba a contar a alguien.
—¡Candela, por favor! —grité con desesperación. Ella se paró y se me quedó mirando, elevando una ceja mientras yo continuaba—. Por favor no digas nada; todo esto es culpa mía, todo.
Peter negó con la cabeza. —No, Mariana, yo he sido… —Empezó a decir, pero yo fingí que no había dicho nada y continué hablando.
—Lo empecé yo, simplemente le besé. Ha sido culpa mía —le mentí, rogándole con mis ojos.
—Cuéntaselo al director. —Candela se encogió de hombros y abrió de un tirón la puerta, saliendo como un huracán. Me giré a Peter; sentía el latido de mi corazón en la garganta, lágrimas escocían en mis ojos.
Cariñosamente me cogió la cara con sus manos.
—Ni se te ocurra cargar con la culpa de esto; juro por Dios, Lali, que si lo haces me voy a cabrear mucho contigo. Si alguien tiene que cargar con la culpa, ¡soy yo! —dijo él gravemente.
Tragué saliva y quité sus manos de mi cara. Aún no había tirado la toalla; quizás conseguiría convencerla en no decir nada. Le aparté con un empujón y salí corriendo por la puerta, ignorando como me llamaba por mi nombre mientras corría. Sabía que no podía seguirme inmediatamente; todavía tenía que abrocharse la camisa y no podía andar por los pasillos con la camisa como estaba. Corrí como un rayo y visualicé a Candela paseando tranquilamente por el corredor. No tenía ninguna prisa; tenía la cabeza bien levantada mientras se encaminaba al despacho del director. Me acerqué corriendo a ella y la agarré del brazo, haciendo que se parase mientras la miraba desesperadamente.
—¿Por favor? ¡Por favor no le causes problemas! Todo ha sido culpa mía, me eché encima de él, nada de esto es culpa suya. ¿No le hagas sufrir por algo que he hecho yo, ¿por favor? —rogué. Sentía nauseas, mis manos temblaban y todo mi cuerpo estaba frío.
Ella me sonrío con satisfacción. —¿Es culpa tuya? Asentí rápidamente, y me enjuagué la lágrima traidora que se deslizaba por mi cara.
—¿Entonces, que valor le pones? —preguntó ella, ladeando la cabeza.
—No... No sé. ¿Creo que podría reunir un par de cientos de dólares? —Ofrecí, encogiendo los hombros confusa. Podría obtener el dinero de Peter; seguramente tendría más que esa cantidad.
Ella soltó una carcajada. —No quiero tu dinero, princesa de hielo. ¿Qué otra cosa me puedes ofrecer? —siseo ella con desprecio.
Fruncí el ceño y sacudí la cabeza. ¿Qué más puede haber que le pueda ofrecer?
—No… no sé. ¿Qué es lo que quieres? —pregunté en voz baja. Paseé la mirada a mí alrededor.
Me miró detenidamente. —Bien, definitivamente no quiero los trapos que llamas ropa —se mofó con una mirada despreciable en la cara—. No estoy muy segura. ¿Qué te parece si lo pienso? —Ofreció ella.
—Por favor Candela, no se lo digas a nadie. Haré todo lo que quieras, sólo no le causes problemas —susurré, intentando no volver a llorar. Ella sonrió dulcemente, pero sus ojos eran duros.
—¿Harías cualquier cosa? —Su voz sonaba cruel y desagradable, sintiendo un hormigueo recorrer mi espina dorsal. Tragué saliva y asentí en acuerdo. —. Para empezar, quiero ese dinero que me has ofrecido, me lo traes cuando vengas mañana. —Metió la mano en su bolso, sacando los libros de historia y de inglés; empujándolos contra mi pecho—. Haz mis tareas, están previstas para mañana, no quiero sacar menos que una B, ¡así qué no te hagas la lista queriendo dejarme en un mal lugar mañana en clase! —siseó ella, haciendo un gesto de despedida con la mano. Dinero y hacer los deberes, bien eso lo puedo hacer. —No diré nada, porque de hecho el Sr. Lanzani me gusta, es un buen profesor. Pero entérate bien, Mariana; no me gustas y tu engreída, sencilla buena apariencia atrae la atención de los chicos más populares. Un paso fuera de la línea, cualquier cosa que te niegues hacer a por mí, y me iré directamente al despacho del director a informarle sobre ti.
Tragué saliva y asentí. —Bien, pero por favor no digas nada a nadie, ni siguiera a tus amigos, ¿por favor? —pedí, mirándola esperanzada. Sonrió a algo que estaba detrás de mi hombro. Me di la vuelta y vi a Peter caminando por el pasillo, su cara consternada, pero obviamente estaba intentando no mostrar ninguna emoción. Ella se inclinó más cerca de mí.
—Es tan caliente. ¿Qué tal besa? Quizá le pruebe —susurró, aún con los ojos clavados en Peter.
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¿QUÉ PASÓ? IBA TODO TAAAN BIEN.
Jajajajajajaja. Besos chicas <3
Ya podía haber sido Pablo.Pero Candela les va a hacer la vida imposible.
ResponderEliminarK cruel es Candela,y todo x envidia.Xk los chicos prefieren a Lali y Candela la desprecia x eso.ellos tendrían k haber negado las acusaciones,es su palabra contra la d ellos.claro k ya estaría el director sobre ellos y quizás a Peter lo echaban x las dudas.
ResponderEliminarQuierooooo maaaaaaaaaaaaaas.
ResponderEliminarIDIOTA! odio a Candela tanto pero tanto AH!!!!! es pa matarla - al menos darle dos bofetadas- esto no va a ser bueno para Lali y PEter sobre todo ahroa que iba todo tan bien PORQUE!!!??? no se estaban aguantando!? podia haber esperado a salir del instituto =S ayyy que va a pasar? Para mi que Peter va a saber responder "bien" ante esto, me refiero a que aun va a querer proteger y cuidar mas a Lali y la relacion que tiene con ella, no creo que se deejn chantajear por esta imbecil.
ResponderEliminarEs muy tierno el!!! el momento del sandwich me mato de amor es TAN detallista!!! para el es romantico pero ella a veces, aunque le encanta, seguro lo tacha de cursi jajajajaja pero me encanta porque está en todo =) y el momento de invitarla a comer con su familia "eres michcia, tu y yo somos un pack" AH!!!!! yo lo quiero pa mi a este muchacho!!!!!!
que cierto es que es ficción, en la realidad TAN perfecto no los hay jajajajaja
espero mas noveeeeee BESOS!
PD: gracias por pasarte, leer y firmar mi nove me alegro que te guste =)
Noooooooooooooooooo, con lo bien que iba todo...Cande les va a estropear todo lo que tenían. tengo una idea, por qué no le presentan a Vico? si se enamorade el puede que no diga nada y se haga amiga de ellos
ResponderEliminarMierda
ResponderEliminarPeter fue un boludo
ResponderEliminarEl le dijo q se quedé tuvo q ser más atento
ResponderEliminarNO PUEEESSSSSS TODO IBA TAN BIEN!!!!
ResponderEliminarODIO A CANDELAAA.. QUIERO MASSSSS
maaaaaaaaaaaaaaaas
ResponderEliminarmmmmmmmas
ResponderEliminar+++++++++
ResponderEliminar++
ResponderEliminarmasssssss
ResponderEliminar++
ResponderEliminarperdon por no comentar
ResponderEliminar++
ResponderEliminarmaaaaaaaaaaaaas
ResponderEliminarmssssssssssssd
ResponderEliminarmaaaaaaaaaas
ResponderEliminaryaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
ResponderEliminarMAS!!!
ResponderEliminarMmmaasss
ResponderEliminarcandela hdp!!
ResponderEliminarmaass
Hola :) El sabado, por fin, pude empezar a leer la novela y ME ENCANTA!!! Y no se porqeu, pero me imaginaba que Candela o Gastons serian los que los descubrian :(
ResponderEliminarEspero que hoy puedas subir mas :)
y si puedes, podrias avisarme en twitter cada vez que subas? Mi twitter es @giadagr
PD: Soy la del blog http://laliteritaly.blogspot.it/ jjaja