HOLA CHICAAAAS!! Hasta aquí la maratón jajajaja No se quejarán, no?
Mañana les traigo otro capítulo :)
Las quiero <3 Y buen finde :D
Twitter: @somosllaves
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CAPÍTULO 25.
—¿Mierda, La, estás bien? Él ha… —Se fue apagando, mirándome horrorizado. Sepulté mi cara en el lado de su cuello y aspiré su delicioso aroma mientras agarraba la parte frontal de su camiseta. No podía detener las lágrimas silenciosas que caían por mi rostro. Fui casi violada y él me salvó. Estuvo tan cerca. Si él hubiera llegado sólo unos minutos después habría sido demasiado tarde. Los brazos de Peter se apretaron alrededor de mí mientras me acariciaba la espalda, meciéndome dulcemente. Forcé uno de mis pesados brazos alrededor de su cuello, aunque hacerlo costara casi toda mi fuerza. Me agarré a él tan fuerte como pude mientras me atraía a su regazo, murmurando palabras tranquilizantes de que estaba allí y que yo estaba a salvo. Podía escucharle hablándole a Jack, pero parecía estar lejos o algo así en vez de pegado a mí.
—¿Tengo que llevarla al hospital? ¿O qué debería hacer? —preguntó Peter, pareciendo casi desesperado.
—No, encontré un paquete de Ambien en su bolsillo. Es un sedante. Si le ha dado eso entonces sólo tienes que dejarla dormir. El hospital no haría nada y si ella fuera a tener una reacción ya la habría tenido. Sólo acuéstala —contestó Jack. Yo sabía por conversaciones anteriores con él que Jack era un doctor residente en el hospital, así que sabía de lo que hablaba. Sus brazos se apretaron alrededor de mí.
—La, cariño, te voy a llevar a casa, ¿vale? ¿Puedes oírme? —preguntó mientras me cambiaba de sitio en sus brazos. Asentí, pero no me molesté en abrir los ojos. Apreté mi brazo en su cuello mientras era zarandeada. Eché un vistazo para ver que Euge iba trastabillando detrás de nosotros, llorando sin control. Traté de sonreír de modo tranquilizador, pero estaba demasiado cansada. El aire fresco arremetió contra mi cara haciéndome gemir y apretarme más contra Peter cuando se me puso la carne de gallina.
—Entra en el asiento trasero, Euge; la acostaré contigo así podrás cuidarla. Mierda, sus padres van a volverse locos —masculló Peter.
—No quiero irme a casa, no me hagas ir a casa —grazné contra su cuello, agarrando mi mano en su pelo mientras me movía y acostaba mi cabeza en algo suave. No moví la mano, no dejando así que se retirara.
Suspiró y buscó detrás de él, tirando de mi mano de su cabello sin esfuerzo. Frunció el ceño y pareció que estuviera tratando de decidir algo antes de gruñir y asentir.
—¿Qué tal si te llevo a la mía?
—Pero se supone que ella se queda en mi casa esta noche. —Euge sacudió la cabeza con tristeza, obviamente sabiendo que ambas estábamos en serios problemas por esto.
—Podéis quedaros las dos en la mía. Envía un mensaje a tus padres y diles que habéis decidido eso en vez de quedaros en casa de Mariana —ordenó Peter mientras movía mis piernas suavemente y después volvía a alejarse, cerrando la puerta del coche de un portazo. Vagamente fui consciente de ser movida de nuevo, esta vez no tuve ni siquiera fuerzas para aferrarme a él mientras me llevaba a Dios sabe dónde. Sentí que me colocaba en algo suave y agarré su camisa débilmente, no dejándole alejarse de mí.
—Necesito que te quedes conmigo. —Lo arrastré más cerca de mí mientras me acurrucaba más en la cama. Debería haber adivinado dónde estaba, su olor en todo a mi alrededor me hacía sentir segura y contenida.
—No puedo, Lali —susurró, sacudiendo lentamente la cabeza mientras sus ojos se movían detrás de mí.
Agarré a Peter, apreté su camisa, lo necesitaba a mi lado esa noche. No quería que se fuera.
—¿Por favor? —rogué, tratando de no llorar. Él suspiró y asintió.
—Me quedaré hasta que te duermas. —Se sentó en el suelo junto a la cama y me tomó de la mano, trazando círculos en la parte de atrás con el pulgar. Le sonreí agradecida y él sonrió con ternura, mientras su otra mano acariciaba mi pelo en voz baja—. Duérmete —susurró. Asentí con la cabeza y cerré los ojos de nuevo, agarrando su mano como un bien preciado para mi vida, temerosa de dejarlo ir, porque yo sabía que él se levantaría y partiría. Después de unos minutos de silencio, sentí su mano dejar la mía. Traté de abrir los ojos, pero no pude. Ahora necesitaba dormir y no podía luchar más.
—Tú eres Peter, ¿no? El Peter de Lali. —Oí decir a Euge detrás de mí.
—Sí —respondió Peter. Algo suave presionó contra la parte superior de mi cabeza. ¿Eran sus labios? ¿Acaba de besar la parte superior de mi cabeza? Sonreí, pero no importaba lo mucho que lo intentara, no podía abrir los ojos. —Hablaremos de eso por la mañana. Duerme un poco, Euge —murmuró. Oí abrirse y cerrarse la puerta, pero no pude recordar nada más.
Por la mañana comencé a desperezarme despacio. Mi mente comenzaba a despertar aunque no quisiera y suspiré profundamente, apretando mis ojos cerrados, pidiendo silenciosamente en mi cabeza más sueño. Después de un par de minutos abrí los ojos para ver números rojos destellar en un reloj despertador, en vez del verde habitual. ¿Qué demonios? Me levanté un poco y gemí cuando el cuarto giró haciendo que mi estómago se revolviera. Me senté despacio, aferrándome al borde del colchón, queriendo saber si me sentía mareada. Definitivamente tenía que salir de la cama porque acostada me estaba sintiendo peor. ¿Por qué demonios estoy en el apartamento de Peter con Euge? Balanceé mis piernas lejos de la cama y tentativamente me levanté.
Me arrastré a la puerta y descansé mi frente contra la madera fría durante un par de segundos, tratando de calmar mi cabeza palpitante, pero sabía que nada quitaría el dolor excepto las píldoras. Me dirigí silenciosamente, tratando de no despertar a Euge; tenía que saber la historia antes de que ella me interrogara sobre ello. Una vez que llegué al salón, mis ojos al instante encontraron el sofá, pero él no estaba allí. Sin embargo, se veía que él había dormido allí. Me dirigí al otro cuarto del piso. Cuando entré en la cocina sus ojos se encontraron con los míos mientras que saltaba de la silla mirándome con preocupación. Agarró mi brazo rápidamente.
—¿Estás bien? —preguntó, inclinándose para mirarme mientras me llevaba a uno de los dos taburetes de la cocina.
Fruncí el ceño. —Sí, tengo dolor de cabeza, pero estoy bien. —Asentí, soltando mi brazo de su agarre. No me gustó que me tocara, incluso un toque casual como ese hacía que mi estómago se revolviera. No necesitaba algo más que me hiciera sentirme enferma, el alcohol hacía un trabajo bastante decente por sí solo.
—Te conseguiré alguna pastilla. Siéntate. —Él se dirigió a la alacena y yo no pude parar de mirar su tonificada espalda cuando él alcanzó y agarró la cajita de primeros auxilios que tenía.Él me pasó un vaso de agua y dos pastillas, sentándose frente a mí, todavía pareciendo preocupado. Las tragué agradecidamente, en silencio rezando para no vomitarlas en cinco minutos.
—Gracias Peter. ¿Así que eh… por qué estamos aquí? —pregunté nerviosamente mientras miraba su cocina.
Él me miró con curiosidad. —¿No recuerdas qué pasó anoche? —preguntó, retrocediendo.
—¿Qué pasó anoche? ¡Ay no, por favor no me digas que vomité por todas partes, o a Jack, o rompí algo caro! Negué, mirándole con curiosidad, esperando a que me impactara con las malas noticias.
Él suspiró y pasó una mano por su pelo desordenado por la cama, haciendo que se levantara por todas partes.
—Anoche, Lali, alguien puso algo en tu bebida. ¿No recuerdas haber sido casi… atacada? —preguntó, su mano en un puño apretado sobre la mesa. Cerré los ojos y pensé en ello, de repente pequeños retazos de ello comenzaron a volver. Como cuando había bailado con un tipo y él me llevó al dormitorio en vez de afuera, me acordé de sentirme asustada y que no podía moverme correctamente. Recordé a Peter golpeando al tipo y gritándole. Jadeé y lo miré para ver si yo recordaba bien. Viendo la mirada sombría y comprensiva de su cara sabía que era verdad. ¡Mierda, le debo mucho por esto!
—Llegué a tiempo, todo está bien. Él no…. —él se calmó, pareciendo estar dolido.
—Gracias —susurré tratando de no llorar por ello. Sonrió débilmente y negó.
—No tienes que agradecérmelo, Lali. Sólo por favor nunca vuelvas a tomarte una bebida de alguien que no conoces, no puedo ni pensar en lo que podría haber pasado. Yo sólo... —Él gimió, con los ojos cerrados y apretando su mandíbula fuertemente. Me levanté del taburete y me moví a su lado, envolviendo mis brazos en su cuello fuertemente, abrazándole como si mi vida dependiera de ello. Sus brazos rodearon mi cintura y me acercó a su regazo, sosteniéndome fuerte. Metí mi cabeza bajo su barbilla. Podía escuchar su corazón latir constante en su pecho. Sonreí por lo cerca que estaba. Su torso desnudo estaba presionado contra mí. Acarició mi cabello suavemente, sólo nos sentamos allí así, ninguno de nosotros habló o se movió hasta que escuché que la puerta del dormitorio se abría otra vez y supe que Euge se había levantado.
Los brazos de Peter me soltaron pero noté con algo de satisfacción que no me alejó de él o algo así.
—¿Estoy interrumpiendo algo? —preguntó ella, sonrojándose. Fruncí el ceño. De hecho esto es una cosa realmente extraña de preguntar. ¿Por qué creería ella que podría interrumpir algo? Sonreí y le miré de manera burlona.
—¿No, por qué? —pregunté confundida. Ella frunció el ceño en desaprobación y negó.
—Puedes dejar de actuar, Lali. ¿Por qué no me lo dijiste? —preguntó, mirando un poco dolida mientras se sentaba en el taburete en el cual estaba yo antes sentada.
—¿Decirte qué? —pregunté, tratando de parecer inocente. Ella no sabía lo de Peter, ¿o sí?
—Sobre tú… y Peter. —le señaló, quién estaba sentado allí, tenso e incómodo, de hecho tremendamente triste. Sentí nauseas con la preocupación. Podía sentir que mis manos comenzaban a temblar con la tensión mientras dudaba de todo. ¿Y si Euge lo veía como una violación también y se lo dijera a alguien, y si ella iba a la policía y Peter se metía en problemas por ello? En el mejor de los casos él podría perder su trabajo, en el peor iría a prisión. Abrí mi boca, pero nada salió.
—¿Euge, de qué estás hablando? ¿Estás todavía borracha? —pregunté, mi voz se quebró ligeramente como siempre hacía cuando mentía. Él suspiró y se inclinó hacia delante, descansando sus codos en la mesa mientras miraba a Euge.
—No sabía que ella tenía diecisiete años. Nos conocimos en el club y cuando Lali me dijo que era estudiante, creí que ella hablaba de la universidad. Ella pensó que lo había entendido y yo creía que ella tenía veintiuno. Otra cosa desafortunada que pasó es que fui asignado a la escuela donde vais, quiero decir coincidencias. —Él se rió sin ganas—. Esto no debería haber pasado, pero pasó. No sé qué más decir aparte de esto.
No podía respirar. Literalmente no podía respirar, mis pulmones comenzaban a arder. Era como si hubiera olvidado inhalar aire o algo así. Comencé a entrar en pánico. No podía quitar mis ojos de Peter, no quise mirar en dirección a Euge y ver la acusación allí. Había roto definitivamente el código de mejor amiga al no decirle quién era Peter, pero ella me perdonaría, eso lo sabía. Sí, le había hecho daño, pero ella me perdonaría cualquier cosa, lo mismo que ella sabía que yo lo haría si esto fuera al revés. Peter me miró un poco preocupado mientras él de repente agarró mi brazo y se levantó, parándose enfrente de mí.
—¿Estás bien? Te ves realmente pálida —dijo desesperadamente. Tragué fuertemente y asentí, tratando de calmar mi corazón acelerado, pero no podía. Él sonrió de modo tranquilizador y retiró un mechón de mi pelo de mi cara, suavemente, la parte exterior de un dedo persistía en mi mejilla sonrojada.
—Está bien. Euge tiene derecho de saberlo, así que no podíamos mentirle sobre ello. Aceptaré cualquier castigo que me impongan, está bien, deja de estresarte por ello.
—¿Por qué serías castigado? —preguntó Euge de repente.
—Lali es menor. Estoy en una posición de responsabilidad, como su profesor ella está a mi cargo. No es legal para nosotros el… está clasificado como abuso de menores —explicó él como si habláramos del tiempo.
—No. —Negué con mi cabeza ferozmente. Odiaba cuando él decía aquella palabra; convertía lo que habíamos sentido en algo barato y sucio. Rechacé pensar en ello así. Él suspiró y su mano cayó de mi mejilla, colgando sueltamente a su lado.
—Os dejare a las dos para que habléis, me voy a la ducha. Él sonrió tristemente otra vez antes de dar vuelta y salir de la cocina, dejándome allí con Euge quien yo todavía no podía mirar.
—Todo tiene sentido ahora. Lo sonriente que estabas entonces y cuando entraste en clase te asustaste y saliste corriendo, luego dijiste que él había roto contigo. Oh Lali, debe haber sido tan difícil para ti teniéndome hablando continuamente de lo ardiente que era, cuando estabas tan afligida por él. Lo siento tanto —susurró ella, acariciando mi espalda. Sonreí contra su hombro y la abracé más fuerte.
—Siento no habértelo dicho. Tenía tantas ganas, pero no podía arriesgarme a que Peter tuviera problemas si alguien lo averiguaba. Él estaría en muchos problemas si esto se divulgara. ¿Tú no dirás nada verdad? —Me retiré y la miré en un tono suplicante, rogándole con mis ojos.
Sonrió y negó con la cabeza.
—Por supuesto que no. —Sonreí agradecida y sentí lo último de tensión abandonar mi cuerpo—. No puedo creer que él sea el profesor, quiero decir por el amor de Dios, encuentras a tu Sr. Perfecto y resulta que él es tu maldito profesor ¿Cuánta mala suerte podrías tener? —reflexionó ella, negando con incredulidad. —¿Así que sólo rompió contigo cuando se percató de que él era tu profesor?
—Mmm hmm —mascullé, sin levantar mi cabeza de la mesa.
—¡Vaya, qué fastidio! ¿No podríais al menos continuar viéndoos el uno al otro o algo así y guardar el secreto?
Me encogí de hombros.
—Él no quiere salir con una menor. Creo que todavía está enojado conmigo porque le mentí sobre mi edad. Bien, técnicamente, no mentí, pero no le dije exactamente que tenía diecisiete años tampoco. Nosotros sólo asumimos las cosas en vez de hablar de ello —dije tristemente, tratando de no llorar. Era difícil hablar de ello, no estaba acostumbrada a tener a alguien que supiera la verdad, y parecía que mi garganta ardía cuando finalmente dije las palabras en voz alta.
Ella se rió. —Lali, él no te mira como una menor. Todavía le gustas —observó ella con seguridad.
—¿De qué diablos está hablando?, «todavía le gustas». Ya no le gusto; él está saliendo con la maldita profesora de teatro, por el amor de Dios. Es muy obvio. Sólo soy otra estudiante para él, alguien con quien se acostó, otra de muchas muescas en su cabecera.
—¿Sólo otra estudiante? ¿Le ves tocar mi cara como lo hizo con la tuya? ¿Le viste tan preocupado por mí? ¿Le viste golpeando al mierda de aquel tipo por mí, anoche y llevarme a casa? ¿Viste lo triste que estaba cuando me contó lo vuestro? —Ella me sonrió con ironía inteligente, pero no estaba de humor del todo para esto, mi cabeza estaba palpitando. No podía discutir de eso ahora mismo. Suspiré y me levanté del taburete.
—¿Podríamos no hablar de ello? ¿Qué tal si hago algo de desayuno? Él nunca tiene mucho de comer en el apartamento, pero creo que hay algo de cereal y cosas así. Me dirigí a la alacena, esperando ver si había algo de los Lucky Charms que compró para mí, cuando solía quedarme aquí. Sonreí cuando localicé la caja exactamente donde la dejé. Él siempre terminaba riéndose de mí cuando comía esta clase de cosas, pero al diablo con ello; si algo sabe tan grandioso tiene que ser bueno para ti.
Sacudí la caja hacia Euge ofreciéndole. Ella sonrió, asintió con urgencia. Después de sacar los dos últimos tazones limpios del armario, encontré la leche en la nevera antes de colocar un poco de pan en la tostadora para Peter.
—Bien tengo que decirlo. Dios Santo, ¿Lali, tú te follaste un profesor? Y uno muy caliente también. ¡Santo Dios!, ese pecho. Desmayo. Guau, sólo guau. —Salió a borbotones de ella.
Me eché a reír por su pequeño arrebato. —¿Terminaste? Me reí tontamente.
Ella asintió y abanicó su cara. —Espero, al menos que traiga camisa otra vez —bromeó ella.
Sonreí. Confiando que Euge recobrara el humor. Sabía que ella sólo lo hacía para animarme y la quería por ello. Sabía también que no era el final de ello; ella no lo dejaría ir del todo. Una vez que estuviéramos fuera de aquí y a solas, me interrogaría por todos los detalles. Ya conocía muchos detalles, pero adiviné que querría todas las cosas que habían pasado desde que rompimos, porque yo le había dicho que no lo había visto o había tenido noticias de Peter desde que me dejó. Había mucho chisme y detalles por los cuales me perseguiría.
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Inna de Lanzani.
menos mal que llego peter
ResponderEliminarque alivio q llegara peter, ahora recociliacion por favor, que lali termine cn gaston es absurda esa relacion y peter con la maestra si es que salen claro.
ResponderEliminarque regrese laliter por favorrrrr
Mmmaass me encanto
ResponderEliminarbuenisima nove :D
ResponderEliminaresta muy buena tu nove! :)
ResponderEliminarsubi nove http://amorporcasiangeless.blogspot.mx/ por si te queres pasar
me encantaaa
ResponderEliminarmaass ♥
Preocupado al maximo.Euge totalmente comprensiva.Lali se quito un peso d encima cusndo Peter le conto su historia a Euge.
ResponderEliminarQuiero más
ResponderEliminarPeter la ama y quiero que entienda que no hay nada de malo con que este con Lali, diga la sociedad lo que digan. Que pasa que si tuviera ella 21 y el 26 no seria lo mismo? la diferencia de edad es la misma que entre ellos actualmente.
ResponderEliminarQUIERO MAS NOVE!!! Euge es una genia total =)
espero mas muchos mas caps!
Gracias que llego Peter...ahora que se arreglen de una vez los dos estan sufriendo mucho
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